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Evangelio: Lucas 18,15-39.

15 Le presentaban también los niños pequeños para que los tocara y, al verlo, los discípulos, les reñían.
16 Mas Jesús llamó a los niños, diciendo: "Dejad que los niños vengan a mí y no se lo impidáis
17 Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él."
18 Uno de los principales le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?"
19 Le dijo Jesús: "¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios.
20 Ya sabes los mandamientos: No cometas adulterio, no mates, no robes, no levantes falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre."
21 Él dijo: "Todo eso lo he guardado desde mi juventud."
22 Al oírlo, Jesús le dijo: "Aún te falta una cosa: vende todo cuanto tienes y repártelo entre los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos
23 Al oír esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
24 Al verlo, Jesús dijo: "¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!
25 Es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el Reino de Dios."
26 Los que lo oyeron, dijeron: "¿Y quién se podrá salvar?"
27 Respondió: "Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios."
28 Dijo entonces Pedro: "Ya lo ves, nosotros hemos dejado nuestras cosas y te hemos seguido."
29 Él les dijo: "Yo os aseguro que nadie que haya dejado casa, mujer, hermanos, padres o hijos por el Reino de Dios,
30 quedará sin recibir mucho más al presente y vida eterna en el mundo venidero."
31 Tomando consigo a los Doce, les dijo: "Mirad que subimos a Jerusalén, y se cumplirá todo lo que los profetas escribieron sobre el Hijo del hombre:
32 le entregarán a los gentiles y será objeto de burlas, insultado y escupido
33 y después de azotarle le matarán
34 Ellos no comprendieron nada de esto
35 Cuando se acercaba a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna
36 al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello.
37 Le informaron que pasaba Jesús el Nazoreo
38 y empezó a gritar, diciendo: "¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!"
39 Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: "¡Hijo de David, ten compasión de mí!"




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