17Le entregaron el volumen del profeta Isaías, desenrolló el volumen y halló el pasaje donde estaba escrito: 18El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos 19y proclamar un año de gracia del Señor. 20Enrolló el volumen, lo devolvió al ministro y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él. 21Comenzó, pues, a decirles: "Esta Escritura que acabáis de oír se ha cumplido hoy." 22Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿Acaso no es éste el hijo de José?" 23Él les dijo: "Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaún, hazlo también aquí en tu patria." 24Y añadió: "En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria." 25"Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses y hubo gran hambre en todo el país 26y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón. 27Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio." 28Al oír estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira 29y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle. 30Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó. 31Bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. 32Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad. 33Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo y se puso a gritar a grandes voces: 34"¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios." 35Jesús entonces le conminó diciendo: "Cállate y sal de él." Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño. 36Quedaron todos pasmados y se decían unos a otros: "¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen." 37Y su fama se extendió por todos los lugares de la región. 38En saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre y le rogaron por ella. 39Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre 40A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban 41Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: "Tú eres el Hijo de Dios." Pero él les conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo. 42Al hacerse de día salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando hasta él, trataban de retenerle para que no les dejara. 43Pero él les dijo: "También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado."