6Otro sábado entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca. 7Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. 8Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: "Levántate y ponte ahí en medio." Él se levantó y se puso allí. 9Entonces Jesús les dijo: "Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla." 10Y, mirando a todos ellos, le dijo: "Extiende tu mano." Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. 11Ellos se ofuscaron y deliberaban entre sí qué harían a Jesús. 12Por aquellos días, se fue él al monte a orar y se pasó la noche en la oración de Dios. 13Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles: 14A Simón, a quien puso el nombre de Pedro, y a su hermano Andrés 15a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelota 16a Judas de Santiago y a Judas Iscariote, que fue el traidor. 17Bajó con ellos y se detuvo en un paraje llano 18que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. 19Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos. 20Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: "Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. 21Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis.