Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Deuteronomio 27, 3-20

3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta Ley, en el momento en
que pases para entrar en la tierra que Yahveh tu Dios te da, tierra que mana
leche y miel, como te ha dicho Yahveh el Dios de tus padres.

4 Y cuando hayáis pasado el Jordán, erigiréis estas piedras en el monte
Ebal, como os lo mando hoy, y las blanquearéis con cal.

5 Levantarás allí en honor de Yahveh tu Dios un altar de piedras, sin
labrarlas con el hierro.

6 Con piedras sin labrar harás el altar de Yahveh tu Dios, y sobre este
altar ofrecerás holocaustos a Yahveh tu Dios.

7 Allí también inmolarás sacrificios de comunión, los comerás y te
regocijarás en presencia de Yahveh tu Dios.

8 Escribirás en esas piedras todas las palabras de esta Ley. Grábalas
bien.»

9 Después Moisés y los sacerdotes levitas hablaron así a todo Israel:

«Calla y escucha, Israel. Hoy te has convertido en el pueblo de Yahveh tu
Dios.

10 Escucharás la voz de Yahveh tu Dios y pondrás en práctica los
mandamientos y preceptos que yo te prescribo hoy.»

11 Y Moisés ordenó aquel día al pueblo:

12 Estos son los que se situarán en el monte Garizim para dar la
bendición al pueblo, cuando hayáis pasado el Jordán: Simeón, Leví, Judá,
Isacar, José y Benjamín;

13 y estos otros los que se situarán, para la maldición, en el
monte
Ebal: Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí.

14 Los levitas tomarán la palabra y dirán en voz alta a todos los
israelitas:

15 Maldito el hombre que haga un ídolo esculpido o fundido,
abominación de Yahveh, obra de manos de artífice, y lo coloque en
un
lugar secreto. - Y todo el pueblo dirá: Amén.

16 Maldito quien desprecie a su padre o a su madre. - Y todo el pueblo
dirá: Amén.

17 Maldito quien desplace el mojón de su prójimo. - Y todo el pueblo
dirá: Amén.

18 Maldito quien desvíe a un ciego en el camino. - Y todo el pueblo
dirá: Amén.


19 Maldito quien tuerza el derecho del forastero, el huérfano o la
viuda. - Y todo el pueblo dirá: Amén.

20 Maldito quien se acueste con la mujer de su padre, porque descubre
el borde del manto de su padre. - Y todo el pueblo dirá: Amén.