Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Deuteronomio 32, 38-48

38 los que comían la grasa de sus sacrificios y bebían el vino de sus
libaciones? ¡Levántense y os salven, sean ellos vuestro amparo!

39 Ved ahora que yo, sólo yo soy, y que no hay otro Dios junto a mí.
Yo doy la muerte y doy la vida, hiero yo, y sano yo mismo (y no hay quien
libre de mi mano).

40 Sí, yo alzo al cielo mi mano, y digo: Tan cierto como que vivo
eternamente,

41 cuando afile el rayo de mi espada, y mi mano empuñe el Juicio,
tomaré venganza de mis adversarios, y daré el pago a
quienes me
aborrecen.

42 Embriagaré de sangre mis saetas, y mi espada se saciará de carne:
sangre de muertos y cautivos, cabezas encrestadas de enemigos.

43 ¡Cielos, exultad con él, y adórenle los hijos de Dios! ¡Exultad,
naciones, con su pueblo, y todos los mensajeros de Dios narren su fuerza!
Porque él vengará la sangre de sus siervos, tomará venganza de sus
adversarios, dará su pago a quienes le aborrecen y purificará el suelo de su
pueblo.

44 Fue Moisés y pronunció o oídos del pueblo todas las palabras de
este cántico, acompañado de Josué, hijo de Nun.

45 Cuando Moisés acabó de pronunciar estas palabras a todo Israel,
46 les dijo: «Estad bien atentos a todas estas palabras que hoy os doy

como testimonio. Se las prescribiréis a vuestros hijos, para que
cuiden de
poner en práctica todas las palabras de esta Ley.

47 Porque no es una palabra vana para vosotros, sino que es vuestra
vida, y por ella prolongaréis vuestros días en el suelo que vais a tomar en
posesión al pasar el Jordán.»

48 Yahveh habló a Moisés aquel mismo día y le dijo: