Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Eclesiástico 24, 14-20

14 Acuérdate de tu padre y de tu madre, cuanto te sientes en medio de
los grandes, no sea que te olvides ante ellos, como un necio te conduzcas, y
llegues a desear no haber nacido y a maldecir el día de tu nacimiento.

15 El hombre habituado a palabras ultrajantes no se corregirá en toda
su existencia.

16 Dos clases de gente multiplican los pecados, y la tercera atrae la

ira:

17 El alma ardiente como fuego encendido, no se apagará hasta

consumirse; el hombre impúdico en su cuerpo carnal: no cejará hasta que el
fuego le abrase; para el hombre impúdico todo pan es dulce, no descansará
hasta haber muerto.

18 El hombre que su propio lecho viola y que dice para sí: «¿Quién
me ve?; la oscuridad me envuelve, las paredes me encubren, nadie me ve,

¿qué he de temer?; el Altísimo no se acordará de mis pecados»,

19 lo que teme son los ojos de los hombres; no sabe que los ojos del
Señor son diez mil veces más brillantes que el sol, que observan todos los
caminos de los hombres y penetran los rincones más ocultos.

20 Antes de ser creadas, todas las cosas le eran conocidas, y todavía
lo son después de acabadas.