Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Eclesiástico 32, 3-25

3 Se afana el rico por juntar riquezas, y cuando descansa, se hastía de
sus placeres.

4 Se afana el pobre por falta de sustento, y cuando descansa, se acaba
en la indigencia.

5 El que ama el oro no se verá justificado, el que anda tras el lucro se
extraviará en él.

6 Muchos se arruinaron por causa del oro, su perdición la tenían
delante.

7 Es leño de tropiezo para los que le ofrecen sacrificios, y todo
insensato queda preso en él.

8 Feliz el rico que fue hallado intachable, que tras el oro no se fue.
9 ¿Quién es, y le felicitaremos?, pues obró maravillas en su pueblo.

10 ¿Quién sufrió esta prueba y fue hallado perfecto? será para él
motivo de gloria. ¿Quién pudo prevaricar y no prevaricó, hacer mal y no lo
hizo?

11 Sus bienes se consolidarán, y la asamblea hablará de sus bondades.
12 ¿En mesa suntuosa te has sentado?, no abras hacia ella tus fauces,

no digas: «¡Qué de cosas hay aquí!»

13 Recuerda que es cosa mala tener un ojo ávido, ¿qué ha sido creado
peor que el ojo? por eso, por cualquier cosa llora.

14 Donde mire tu huésped no extiendas tú la mano, y no te eches
sobre el plato al tiempo que él.

15 Juzga al prójimo como a ti mismo, y en todo asunto actúa con
reflexión.

16 Come como hombre bien educado lo que tienes delante, no te
muestres glotón, para no hacerte odioso.

17 Termina el primero por educación, no seas insaciable, y no tendrás
tropiezo.

18 Si en medio de muchos te has sentado a la mesa, no alargues tu
mano antes que ellos.

19 ¡Qué poco le basta a un hombre bien educado!, y luego en el lecho
no resuella.

20 A vientre moderado, sueño saludable, se levanta temprano y es
dueño de sí. Insomnio, vómitos y cólicos le esperan al hombre insaciable.

21 Si te viste obligado a comer demasiado, levántate, vomítalo lejos,
y quedarás tranquilo.

22 Oyeme, hijo, y no me desprecies, al fin comprenderás mis
palabras. En todo lo que hagas sé moderado, y no te vendrá
enfermedad
alguna.


23 Al espléndido en las comidas le bendicen los labios, el testimonio
de su munificencia es firme.

24 Al mezquino en la comida le murmura la ciudad, el testimonio de
su mezquindad es minucioso.


vino.

25 Con el vino no te hagas el valiente, porque a muchos ha perdido el