Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Efesios 2, 3-20

3 entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en
medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de
la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los
demás, a la Cólera...

4 Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos

amo,

5 estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente

con Cristo - por gracia habéis sido salvados -

6 y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús,
7 a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de

su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.

8 Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no
viene de vosotros, sino que es un don de Dios;

9 tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe.

10 En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a
las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos.

11 Así que, recordad cómo en otro tiempo vosotros, los gentiles según
la carne, llamados = incircuncisos = por la que se llama = circuncisión = -
por una operación practicada en la carne -,

12 estabais a la sazón lejos de Cristo, excluidos de la ciudadanía de
Israel y extraños a las alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el
mundo.

13 Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo
estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo.

14 Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno,
derribando el muro que los separaba, la enemistad,

15 anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus
preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre
Nuevo,
haciendo la paz,

16 y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la
cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad.


17 Vino a anunciar la paz: = paz a vosotros que estabais lejos, y paz a
los que estaban cerca. =

18 Pues por él, unos y otros tenemos libre acceso al Padre en un
mismo Espíritu.

19 Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de
los santos y familiares de Dios,

20 edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la
piedra angular Cristo mismo,