Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Génesis 27, 11-45

11 Jacob dijo a su madre Rebeca: ¡Pero si mi hermano Esaú es
velludo, y yo soy lampiño!

12 ¡A ver si me palpa mi padre, y le parece que estoy mofándome de
él! ¡Entonces me habré buscado una maldición en vez de una bendición!»

13 Dícele su madre: «¡Sobre mí tu maldición, hijo mío! Tú,
obedéceme, basta con eso, ve y me los traes.»

14 El fue a buscarlos y los llevó a su madre, y ella hizo un
guiso
suculento, como le gustaba a su padre.

15 Después tomó Rebeca ropas de Esaú, su hijo mayor, las más
preciosas que tenía en casa, y vistió a Jacob, su hijo pequeño.

16 Luego, con las pieles de los cabritos le cubrió las manos y la parte
lampiña del cuello,

17 y puso el guiso y el pan que había hecho en las manos de su hijo
Jacob.

18 Este entró a donde su padre, y dijo: «¡Padre!» El respondió: «Aquí
estoy; ¿quién eres, hijo?»

19 Jacob dijo a su padre: «Soy tu primogénito Esaú. He hecho como
dijiste, Anda, levántate, siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga
tu alma.»

20 Dice Isaac a su hijo: «¡Qué listo has andado en hallarla, hijo!»
-
Respondió: «Sí; es que Yahveh, tu Dios, me la puso delante.»

21 Dice Isaac a Jacob: «Acércate, que te palpe, hijo, a ver si realmente
eres o no mi hijo Esaú.»


22 Acercóse Jacob a su padre Isaac, el cual le palpó y dijo: «La voz es
la de Jacob, pero las manos son las manos de Esaú.»

23 Y no le reconoció, porque sus manos estaban velludas, como las de
su hermano Esaú. Y se dispuso a bendecirle.

24 Dijo, pues: «¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?» Respondió: «El
mismo.»

25 Dijo entonces: «acércamelo, que coma de la caza, hijo, para que te
bendiga mi alma.» Acercóle, y comió; le trajo también vino, y bebió.

26 Dícele su padre Isaac: «Acércate y bésame, hijo.»

27 El se acercó y le besó, y al aspirar Isaac el aroma de sus ropas, le
bendijo diciendo: «Mira, el aroma de mi hijo como el aroma de un campo,
que ha bendecido Yahveh.

28 ¡Pues que Dios te dé el rocío del cielo y la grosura de la
tierra,
mucho trigo y mosto!

29 Sírvante pueblos, adórente naciones, sé señor de tus hermanos y
adórente los hijos de tu madre. ¡Quien te maldijere, maldito sea, y quien te
bendijere, sea bendito!»

30 Así que hubo concluido Isaac de bendecir a Jacob, y justo cuando
acababa de salir Jacob de la presencia de su padre Isaac, llegó su hermano
Esaú de su cacería.

31 Hizo también él un guiso suculento y llevándoselo a su padre le
dijo: «Levántese mi padre y coma de la caza de su hijo, para que
me
bendiga tu alma.»

32 Dícele su padre Isaac: «¿Quién eres tú?» Contestóle: «Soy tu hijo
primogénito, Esaú.»

33 A Isaac le entró un temblor fuerte, y le dijo: «Pues entonces, ¿quién
es uno que ha cazado una pieza y me le ha traído? Porque de hecho yo he
comido antes que tú vinieses, y le he bendecido, y bendito está.»

34 Al oír Esaú las palabras de su padre, lanzó un grito fuerte y
por
extremo amargo, y dijo a su padre: «¡Bendíceme también a mí, padre
mío!»

35 Díjole éste: «Ha venido astutamente tu hermano, y se ha llevado tu
bendición.»

36 Dijo Esaú: «Con razón se llama Jacob, pues me ha suplantado estas
dos veces: se llevó mi primogenitura, y he aquí que ahora se ha llevado mi
bendición.» Y añadió: «¿No has reservado alguna bendición para mí?»

37 Respondió Isaac y dijo a Esaú: «Mira, le he puesto por señor tuyo,
le he dado por siervos a todos sus hermanos y le he abastecido de trigo y
vino. Según eso, ¿qué voy a hacer por ti, hijo mío?»

38 Dijo Esaú a su padre: «¿Es que tu bendición es única, padre mío?

¡Bendíceme también a mí, padre mío!» Isaac guardó silencio y Esaú alzó la
voz y rompió a llorar.

39 Su padre Isaac le dijo por respuesta: «He aquí que lejos de la
grosura de la tierra será tu morada, y lejos del rocío que baja del cielo.

40 De tu espada vivirás y a tu hermano servirás. Mas luego, cuando te
hagas libre, partirás su yugo de sobre tu cerviz.»


41 Esaú se enemistó con Jacob a causa de la bendición con que le
había bendecido su padre; y se dijo Esaú: «Se acercan ya los días del luto
por mi padre. Entonces mataré a mi hermano Jacob.»

42 Se dio aviso a Rebeca de las palabras de Esaú, su hijo mayor; y ella
envió a llamar a Jacob, su hijo pequeño, y le dijo: «Mira que tu hermano
Esaú va a vengarse de ti matándote.

43 Ahora, pues, hijo mío, hazme caso: levántate y huye a Jarán, a
donde mi hermano Labán,

44 y te quedas con él una temporada, hasta que se calme la cólera de
tu hermano;

45 hasta que se calme la ira de tu hermano contra ti, y olvide lo que
has hecho. Entonces enviaré yo a que te traigan de allí. ¿Por qué
he de
perderos a los dos en un mismo día?»