Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Hechos 23, 1-29

1 Pablo miró fijamente al Sanedrín y dijo: «Hermanos, yo me he
portado con entera buena conciencia ante Dios, hasta este día.»

2 Pero el Sumo Sacerdote Ananías mandó a los que le asistían que le
golpeasen en la boca.

3 Entonces Pablo le dijo: «¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada!

¿Tú te sientas para juzgarme conforme la Ley y mandas, violando la Ley,
que me golpeen?»

4 Pero los que estaban a su lado le dijeron: «¿Insultas al Sumo
Sacerdote de Dios?»

5 Pablo contestó: «No sabía, hermanos, que fuera el Sumo Sacerdote;
pues está escrito: = No injuriarás al jefe de tu pueblo.» =

6 Pablo, dándose cuenta de que una parte eran saduceos y la otra
fariseos, gritó en medio del Sanedrín: «Hermanos, yo soy fariseo,
hijo de
fariseos; por esperar la resurrección de los muertos se me juzga.»

7 Al decir él esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos y
la asamblea se dividió.

8 Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni
espíritu; mientras que los fariseos profesan todo eso.

9 Se levantó, pues, un gran griterío. Se pusieron en pie algunos
escribas del partido de los fariseos y se oponían diciendo:
«Nosotros no
hallamos nada malo en este hombre. ¿Y si acaso le habló algún espíritu o un
ángel?»

10 Como el altercado iba creciendo, temió el tribuno que Pablo fuese
despedazado por ellos y mandó a la tropa que bajase, que le arrancase de
entre ellos y le llevase al cuartel.

11 A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo: «¡Animo!,
pues como has dado testimonio de mí en Jerusalén, así debes darlo también
en Roma.»

12 Al amanecer, los judíos se confabularon y se comprometieron bajo
anatema a no comer ni beber hasta que hubieran matado a Pablo.

13 Eran más de cuarenta los comprometidos en esta conjuración.

14 Estos, pues, se presentaron a los sumos sacerdotes y a los ancianos
y le dijeron: «Bajo anatema nos hemos comprometido a no probar cosa
alguna hasta que no hayamos dado muerte a Pablo.

15 Vosotros por vuestra parte, de acuerdo con el Sanedrín, indicad al
tribuno que os lo baje donde vosotros, como si quisierais examinar más a
fondo su caso; nosotros estamos dispuestos a matarle antes de que llegue.»

16 El hijo de la hermana de Pablo se enteró de la celada. Se presentó
en el cuartel, entró y se lo contó a Pablo.

17 Pablo llamó a uno de los centuriones y le dijo: «Lleva a este joven
donde el tribuno, pues tiene algo que contarle.»


18 El tomó y le presentó al tribuno diciéndole: «Pablo, el preso, me
llamó y me rogó que te trajese este joven que tiene algo que decirte.»

19 El tribuno le tomó de la mano, le llevó aparte y le preguntó: «¿Qué
es lo que tienes que contarme?»

20 - «Los judíos, contestó, se han concertado para pedirte que mañana
bajes a Pablo al Sanedrín con el pretexto de hacer una indagación más a
fondo sobre él.

21 Pero tú no les hagas caso, pues le preparan una celada más de
cuarenta hombres de entre ellos, que se han comprometido bajo anatema a
no comer ni beber hasta haberle dado muerte; y ahora están
preparados,
esperando tu asentimiento.»

22 El tribuno despidió al muchacho dándole esta recomendación: «No
digas a nadie que me has denunciado estas cosas.»

23 Después llamó a dos centuriones y les dijo: «Tened preparados
para la tercera hora de la noche doscientos soldados, para ir a
Cesarea,
setenta de caballería y doscientos lanceros.

24 Preparad también cabalgaduras para que monte Pablo; y llevadlo a
salvo al procurador Félix.»

25 Y escribió una carta en estos términos:

26 «Claudio Lisias saluda al excelentísimo procurador Félix.»

27 Este hombre había sido apresado por los judíos y estaban a punto
de matarlo cuando, al saber que era romano, acudí yo con la tropa y le libré
de sus manos.

28 Queriendo averiguar el crimen de que le acusaban, le bajé a su
Sanedrín.

29 Y hallé que le acusaban sobre cuestiones de su Ley, pero que no
tenía ningún cargo digno de muerte o de prisión.