Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Hechos 25, 6-23

6 Después de pasar entre ellos no más de ocho o diez días, bajó a
Cesarea y al día siguiente se sentó en el tribunal y mandó traer a Pablo.

7 Así que éste se presentó le rodearon los judíos que habían bajado de
Jerusalén, presentando contra él muchas y graves acusaciones, que no
podían probar.

8 Pablo se defendía diciendo: «Yo no he cometido falta alguna ni
contra la Ley de los judíos ni contra el Templo ni contra el César.»

9 Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, preguntó a Pablo:

«¿Quieres subir a Jerusalén y ser allí juzgado de estas cosas en mi
presencia?»

10 Pablo contestó: «Estoy ante el tribunal del César, que es donde
debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún mal, como tú muy
bien sabes.

11 Si, pues, soy reo de algún delito o he cometido algún crimen que
merezca la muerte, no rehúso morir; pero si en eso de que éstos me acusan
no hay ningún fundamento, nadie puede entregarme a ellos; apelo al
César.»

12 Entonces Festo deliberó con el Consejo y respondió: «Has apelado
al César, al César irás.»

13 Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea
y fueron a saludar a Festo.

14 Como pasaran allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de
Pablo: «Hay aquí un hombre, le dijo, que Félix dejó prisionero.


15 Estando yo en Jerusalén presentaron contra él acusación los sumos
sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo contra él
sentencia
condenatoria.

16 Yo les respondí que no es costumbre de los romanos entregar a un
hombre antes de que el acusado tenga ante sí a los acusadores y se le dé la
posibilidad de defenderse de la acusación.

17 Ellos vinieron aquí juntamente conmigo, y sin dilación me senté al
día siguiente en el tribunal y mandé traer al hombre.

18 Los acusadores comparecieron ante él, pero no presentaron
ninguna acusación de los crímenes que yo sospechaba;

19 solamente tenían contra él unas discusiones sobre su propia
religión y sobre un tal Jesús, ya muerto, de quien Pablo afirma que vive.

20 Yo estaba perplejo sobre estas cuestiones y le propuse si quería ir a
Jerusalén y ser allí juzgado de estas cosas.

21 Pero como Pablo interpuso apelación de que su caso se reservase a
la decisión del Augusto, mandé que se le custodiara hasta remitirle
al
César.»

22 Agripa dijo a Festo: «Querría yo también oír a ese hombre.» -

«Mañana, dijo, le oirás.»

23 Al día siguiente vinieron Agripa y Berenice con gran ostentación y
entraron en la sala de audiencia, junto con los tribunos y los personajes de
más categoría de la ciudad. A una orden de Festo, trajeron a Pablo.