Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Hechos 27, 24-35

24 y me ha dicho: “No temas, Pablo; tienes que comparecer ante el
César; y mira, Dios te ha concedido la vida de todos los que
navegan
contigo.”

25 Por tanto, amigos, ¡ánimo! Yo tengo fe en Dios de que sucederá tal
como se me ha dicho.

26 Iremos a dar en alguna isla.»

27 Era ya la décima cuarta noche que íbamos a la deriva por el
Adriático, cuando hacia la media noche presintieron los marineros la
proximidad de tierra.

28 Sondearon y hallaron veinte brazas; un poco más lejos sondearon
de nuevo y hallaron quince brazas.

29 Temerosos de que fuésemos a chocar contra algunos escollos,
echaron cuatro anclas desde la popa y esperaban ansiosamente que se
hiciese de día.

30 Los marineros intentaban escapar de la nave, y estaban ya arriando
el bote con el pretexto de echar los cables de las anclas de proa.


31 Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: «Si no se quedan
éstos en la nave, vosotros no os podréis salvar.»

32 Entonces los soldados cortaron las amarras del bote y lo dejaron

caer.

33 Mientras esperaban que se hiciera de día, Pablo aconsejaba a todos

que tomasen alimento diciendo: «Hace ya catorce días que, en continua
expectación, estáis en ayunas, sin haber comido nada.

34 Por eso os aconsejo que toméis alimento, pues os conviene para
vuestra propia salvación; que ninguno de vosotros perderá ni un solo
cabello de su cabeza.»

35 Diciendo esto, tomó pan, dio gracias a Dios en presencia de todos,
lo partió y se puso a comer.