Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 37, 5-38

5 Cuando los siervos del rey Ezequías llegaron donde Isaías,

6 éste les dijo: «Así diréis a vuestro señor: Esto dice Yahveh: No
tengas miedo por las palabras que has oído, con las que me insultaron los
criados del rey de Asur.

7 Voy a poner en él un espíritu, oirá una noticia y se volverá a
su
tierra, y en su tierra yo lo haré caer a espada.»

8 El copero mayor se volvió y encontró al rey de Asur atacando a
Libná , pues había oído que había partido de Lakís,

9 porque había recibido esta noticia acerca de Tirhacá, rey de Kus:

«Ha salido a guerrear contra ti.» Senaquerib volvió a enviar
mensajeros
para decir a Ezequías:

10 «Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: No te engañe tu Dios en el
que confías pensando: “No será entregada Jerusalén en manos del rey
de
Asur”.

11 Bien has oído lo que los reyes de Asur han hecho a todos los
países, entregándolos al anatema, ¡y tú te vas a librar!

12 ¿Acaso los dioses de las naciones salvaron a aquellos que mis
padres aniquilaron, a Gozán, a Jarán, a Résef, a los edenitas que estaban en
Tel Basar?

13 ¿Dónde está el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Laír,
de
Sefarváyim, de Hená y de Ivvá?»

14 Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó.

Luego subió a la Casa de Yahveh y Ezequías la desenrolló ante Yahveh.

15 Hizo Ezequías esta plegaria ante Yahveh:

16 «Yahveh Sebaot, Dios de Israel, que estás sobre los Querubines, tú
sólo eres Dios en todos los reinos de la tierra, tú el que has hecho los cielos
y la tierra.

17 «Tiende, Yahveh, tu oído y escucha; abre, Yahveh, tus ojos y mira.

Oye las palabras con que Senaquerib ha enviado a insultar al Dios vivo.

18 Es verdad, Yahveh, que los reyes de Asur han exterminado a todas
las naciones y su territorio,

19 y han entregado sus dioses al fuego, porque ellos no son dioses,
sino hechuras de mano de hombre, de madera y de piedra, y por eso han
sido aniquilados.

20 Ahora, pues, Yahveh, Dios nuestro, sálvanos de su mano, y sabrán
todos los reinos de la tierra que sólo tú eres Dios, Yahveh.»

21 Isaías, hijo de Amós, envió a decir a Ezequías: «Así dice Yahveh,
Dios de Israel, a quien has suplicado acerca de Senaquerib, rey de Asur.

22 Esta es la palabra que Yahveh pronuncia contra él: Ella te
desprecia, ella te hace burla, la virgen hija de Sión. Mueve la cabeza a tus
espaldas la hija de Jerusalén.

23 ¿A quién has insultado y blasfemado? ¿Contra quién has alzado tu
voz y levantas tus ojos altaneros? ¡Contra el Santo de Israel!


24 Por tus siervos insultas a Adonay y dices: “Con mis muchos carros
subo a las cumbres de los montes, a las laderas del Líbano, derribo la altura
de sus cedros, la flor de sus cipreses, alcanzo el postrer de sus refugios su
jardín del bosque.

25 Yo he cavado y bebido en extranjeras aguas. Secaré bajo la planta
de mis pies, todos los Nilos del Egipto.”

26 ¿Lo oyes bien? Desde antiguo lo tengo preparado; desde viejos días
lo había planeado, ahora lo ejecuto. Tú has convertido en cúmulos de ruinas
las fuertes ciudades.

27 Sus habitantes, de débiles manos, confusos y aterrados, son planta
del campo, verdor de hierba, hierba de tejados, pasto quemado por el viento
de Oriente.

28 Si te alzas o te sientas, si sales o entras, yo lo sé; (y que te alzas
airado contra mí).

29 Pues que te alzas airado contra mí y tu arrogancia ha subido a mis
oídos, voy a poner mi anillo en tus narices, mi brida en tu boca, y
voy a
devolverte por la ruta por la que has venido.

30 La señal será ésta: Este año se comerá lo que rebrote, lo que nazca
de sí al año siguiente. Al año tercero sembrad y segad, plantad las viñas y
comed su fruto.

31 El resto que se salve de la casa de Judá echará raíces por debajo y
fruto en lo alto.

32 Pues saldrá un Resto de Jerusalén, y supervivientes del monte Sión;
el celo de Yahveh Sebaot lo hará.

33 Por eso, así dice Yahveh del rey de Asiria: No entrará en esta
ciudad, no lanzará flechas en ella, no le opondrá escudo, ni alzará en contra
de ella empalizada.

34 Volverá por la ruta que ha traído. No entrará en esta ciudad,
oráculo de Yahveh.

35 Yo protegeré a esta ciudad para salvarla, por quien soy y por mi
siervo David.»

36 Aquella misma noche salió el Angel de Yahveh e hirió en el
campamento asirio a ciento ochenta y cinco mil hombres; a la hora de
despertarse, por la mañana, no había más que cadáveres.

37 Senaquerib, rey de Asiria, partió y, volviéndose, se quedó en
Nínive.

38 Y sucedió que estando él postrado en el templo de su dios Nisrok,
sus hijos Adrammélek y Saréser le mataron a espada y se pusieron a salvo
en el país de Ararat. Su hijo Asarjaddón reinó en su lugar.