Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 37, 8-31

8 El copero mayor se volvió y encontró al rey de Asur atacando a
Libná , pues había oído que había partido de Lakís,

9 porque había recibido esta noticia acerca de Tirhacá, rey de Kus:

«Ha salido a guerrear contra ti.» Senaquerib volvió a enviar
mensajeros
para decir a Ezequías:

10 «Así hablaréis a Ezequías, rey de Judá: No te engañe tu Dios en el
que confías pensando: “No será entregada Jerusalén en manos del rey
de
Asur”.

11 Bien has oído lo que los reyes de Asur han hecho a todos los
países, entregándolos al anatema, ¡y tú te vas a librar!

12 ¿Acaso los dioses de las naciones salvaron a aquellos que mis
padres aniquilaron, a Gozán, a Jarán, a Résef, a los edenitas que estaban en
Tel Basar?

13 ¿Dónde está el rey de Jamat, el rey de Arpad, el rey de Laír,
de
Sefarváyim, de Hená y de Ivvá?»

14 Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros y la leyó.

Luego subió a la Casa de Yahveh y Ezequías la desenrolló ante Yahveh.

15 Hizo Ezequías esta plegaria ante Yahveh:

16 «Yahveh Sebaot, Dios de Israel, que estás sobre los Querubines, tú
sólo eres Dios en todos los reinos de la tierra, tú el que has hecho los cielos
y la tierra.

17 «Tiende, Yahveh, tu oído y escucha; abre, Yahveh, tus ojos y mira.

Oye las palabras con que Senaquerib ha enviado a insultar al Dios vivo.

18 Es verdad, Yahveh, que los reyes de Asur han exterminado a todas
las naciones y su territorio,

19 y han entregado sus dioses al fuego, porque ellos no son dioses,
sino hechuras de mano de hombre, de madera y de piedra, y por eso han
sido aniquilados.

20 Ahora, pues, Yahveh, Dios nuestro, sálvanos de su mano, y sabrán
todos los reinos de la tierra que sólo tú eres Dios, Yahveh.»

21 Isaías, hijo de Amós, envió a decir a Ezequías: «Así dice Yahveh,
Dios de Israel, a quien has suplicado acerca de Senaquerib, rey de Asur.

22 Esta es la palabra que Yahveh pronuncia contra él: Ella te
desprecia, ella te hace burla, la virgen hija de Sión. Mueve la cabeza a tus
espaldas la hija de Jerusalén.

23 ¿A quién has insultado y blasfemado? ¿Contra quién has alzado tu
voz y levantas tus ojos altaneros? ¡Contra el Santo de Israel!


24 Por tus siervos insultas a Adonay y dices: “Con mis muchos carros
subo a las cumbres de los montes, a las laderas del Líbano, derribo la altura
de sus cedros, la flor de sus cipreses, alcanzo el postrer de sus refugios su
jardín del bosque.

25 Yo he cavado y bebido en extranjeras aguas. Secaré bajo la planta
de mis pies, todos los Nilos del Egipto.”

26 ¿Lo oyes bien? Desde antiguo lo tengo preparado; desde viejos días
lo había planeado, ahora lo ejecuto. Tú has convertido en cúmulos de ruinas
las fuertes ciudades.

27 Sus habitantes, de débiles manos, confusos y aterrados, son planta
del campo, verdor de hierba, hierba de tejados, pasto quemado por el viento
de Oriente.

28 Si te alzas o te sientas, si sales o entras, yo lo sé; (y que te alzas
airado contra mí).

29 Pues que te alzas airado contra mí y tu arrogancia ha subido a mis
oídos, voy a poner mi anillo en tus narices, mi brida en tu boca, y
voy a
devolverte por la ruta por la que has venido.

30 La señal será ésta: Este año se comerá lo que rebrote, lo que nazca
de sí al año siguiente. Al año tercero sembrad y segad, plantad las viñas y
comed su fruto.

31 El resto que se salve de la casa de Judá echará raíces por debajo y
fruto en lo alto.