Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 50, 4-11

4 El Señor Yahveh me ha dado lengua de discípulo, para que haga
saber al cansado una palabra alentadora. Mañana tras mañana despierta mi
oído, para escuchar como los discípulos;

5 el Señor Yahveh me ha abierto el oído. Y yo no me resistí, ni me
hice atrás.

6 Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis mejillas a los que
mesaban mi barba. Mi rostro no hurté a los insultos y salivazos.

7 Pues que Yahveh habría de ayudarme para que no fuese insultado,
por eso puse mi cara como el pedernal, a sabiendas de que no
quedaría
avergonzado.

8 Cerca está el que me justifica: ¿quién disputará conmigo?
Presentémonos juntos: ¿quién es mi demandante? ¡que se llegue a mí!

9 He aquí que el Señor Yahveh me ayuda: ¿quién me condenará? Pues
todos ellos como un vestido se gastarán, la polilla se los comerá.

10 El que de entre vosotros tema a Yahveh oiga la voz de su Siervo.
El que anda a oscuras y carece de claridad confíe en el nombre de Yahveh y
apóyese en su Dios.


11 ¡Oh vosotros, todos los que encendéis fuego, los que sopláis las
brasas! Id a la lumbre de vuestro propio fuego y a las brasas que
habéis
encendido. Esto os vendrá de mi mano: en tormento yaceréis.