Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 18, 8-22

8 pero se vuelve atrás de su mal aquella gente contra la que hablé, y
yo también desisto del mal que pensaba hacerle.

9 Y de pronto hablo, tocante a una nación o un reino, de edificar
y
plantar;

10 pero hace lo que parece malo desoyendo mi voz, y entonces yo
también desisto del bien que había decidido hacerle.

11 Ahora, pues, di a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén:
Así dice Yahveh: «Mirad que estoy ideando contra vosotros cosa mala y
pensando algo contra vosotros. Ea, pues; volveos cada cual de su mal
camino y mejorad vuestra conducta y acciones.»

12 Pero van a decir: «Es inútil; porque iremos en pos de nuestros
pensamientos y cada uno de nosotros hará conforme a la terquedad de
su
mal corazón.»

13 Por tanto, así dice Yahveh: Vamos, preguntad entre las naciones:

¿Quién oyó tal cosa? ¡Bien fea cosa ha hecho la virgen de Israel!

14 ¿Faltará acaso de la peña excelsa la nieve del Líbano? ¿o se
agotarán las aguas crecidas, frescas, corrientes?

15 Pues bien, mi pueblo me ha olvidado. A la Nada inciensan. Han
tropezado en sus caminos, aquellos senderos de siempre, para irse por
trochas, por camino no trillado.

16 Es para trocar su tierra en desolación, en eterna rechifla: todo
el
que pasare se asombrará de ella y meneará la cabeza.

17 Como el viento solano los esparciré delante del enemigo. La
espalda, que no la cara, les mostraré el día de su infortunio.

18 Entonces dijeron: «Venid y tramemos algo contra Jeremías, porque
no va a faltarle la ley al sacerdote, el consejo al sabio, ni al
profeta la
palabra. Venid e hirámosle por su propia lengua: no estemos atentos a todas
sus palabras.»

19 Estáte atento a mí, Yahveh, y oye lo que dicen mis contrincantes.
20 ¿Es que se paga mal por bien? (Porque han cavado una hoya para

mi persona.) Recuerda cuando yo me ponía en tu presencia para hablar en
bien de ellos, para apartar tu cólera de ellos.

21 Por tanto, entrega a sus hijos al hambre y desángralos a filo de
espada; queden sus mujeres sin hijos y viudas, sean sus varones asesinados,
sus mancebos acuchillados en la guerra.

22 Oigase griterío en sus casas, cuando traigas sobre ellos pillaje
repentino. Porque han cavado una hoya para prenderme, y trampas han
escondido para mis pies.