Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Josué 2, 5-20

5 Cuando se iba a cerrar la puerta por la noche, esos hombres salieron
y no sé adónde han ido. Perseguidles aprisa, que los alcanzaréis.»

6 Pero ella los había hecho subir al terrado y los había escondido entre
unos haces de lino que tenía amontonados en el terrado.

7 Salieron algunos hombres en su persecución camino del Jordán,
hacia los vados, y se cerró la puerta en cuanto los perseguidores
salieron
tras ellos.

8 Todavía ellos no se habían acostado cuando Rajab subió al terrado,
donde ellos

9 y les dijo: «Ya sé que Yahveh os ha dado la tierra, que nos habéis
aterrorizado y que todos los habitantes de esta región han temblado
ante
vosotros:

10 porque nos hemos enterado de cómo Yahveh secó las aguas del
mar de Suf delante de vosotros a vuestra salida de Egipto, y lo que habéis
hecho con los dos reyes amorreos del otro lado del Jordán, Sijón y Og, a
quienes consagrasteis al anatema.

11 Al oírlo, ha desfallecido nuestro corazón y no se encuentra ya nadie
con aliento en vuestra presencia, porque Yahveh vuestro Dios, es Dios
arriba en los cielos y abajo en la tierra.


12 Juradme, pues, ahora por Yahveh, ya que os he tratado con bondad,
que vosotros también trataréis con bondad a la casa de mi padre, y dadme
una señal segura;

13 que respetaréis la vida de mi padre y de mi madre, de mis
hermanos y hermanas, y de todos los suyos, y que libraréis nuestras vidas
de la muerte.»

14 Los hombres le respondieron: «Muramos nosotros en vez de
vosotros, con tal de que no divulguéis nuestro asunto. Cuando Yahveh no
haya entregado la tierra, te trataremos a ti con bondad y lealtad.»

15 Ella los descolgó con una cuerda por la ventana, pues su casa
estaba en la pared de la muralla y vivía en la misma muralla.

16 Les dijo: «Id hacia la montaña, para que no os encuentren los que
os persiguen. Estad escondidos allí tres días hasta que
vuelvan los
perseguidores: después podéis seguir vuestro camino.»

17 Los hombres le respondieron: «Nosotros quedaremos libres de ese
juramento que nos has exigido.

18 Cuando estemos entrando en el país, atarás este cordón de hilo
escarlata a la ventana por la que nos has descolgado, y reunirás junto a ti en
casa a tu padre, a tu madre, a tus hermanos y a toda la familia de tu padre.

19 Si alguno sale fuera de las puertas de tu casa, caiga su sangre sobre
su cabeza. Nosotros seremos inocentes. Pero la sangre de todos los
que
estén contigo en casa, caiga sobre nuestras cabezas, si alguien pone
su
mano sobre ellos.

20 Mas si divulgas nuestro asunto, quedaremos libres del juramento
que nos has exigido.»