Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Josué 24, 1-26

1 Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem, llamó a los
ancianos de Israel, a sus jefes, jueces y escribas que se situaron en presencia
de Dios.

2 Josué dijo a todo el pueblo: «Esto dice Yahveh el Dios de Israel: Al
otro lado del Río habitaban antaño vuestros padres, Téraj,
padre de
Abraham y de Najor, y servían a otros dioses.

3 Yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del Río y le hice
recorrer toda la tierra de Canaán, multipliqué su descendencia y le
di por
hijo a Isaac.

4 A Isaac le di por hijos a Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la
montaña de Seír. Jacob y sus hijos bajaron a Egipto.

5 Envié después a Moisés y Aarón y herí a Egipto con los prodigios
que obré en medio de él. Luego os saqué de allí.

6 Saqué a vuestros padres de Egipto y llegasteis al mar; los egipcios
persiguieron a vuestros padres con los carros y sus guerreros hasta el mar
de Suf.

7 Clamaron entonces a Yahveh, el cual tendió unas densas nieblas
entre vosotros y los egipcios, e hizo volver sobre ellos el mar,
que los
cubrió. Visteis con vuestros propios ojos lo que hice con Egipto;
luego
habitasteis largo tiempo en el desierto.

8 Os introduje después en la tierra de los amorreos, que habitaban al
otro lado del Jordán; ellos os declararon la guerra y yo los
entregué en
vuestras manos; y así pudisteis poseer su tierra, porque yo los
exterminé
delante de vosotros.

9 Después se levantó Balaq, hijo de Sippor, rey de Moab, para pelear
contra Israel, y mandó llamar a Balaam, hijo de Beor, para que os maldijera.


10 Pero no quise escuchar a Balaam, y hasta tuvo que bendeciros; así
os salvé yo de su mano.

11 «Pasasteis el Jordán y llegasteis a Jericó; pero las gentes de Jericó
os hicieron la guerra, igual que los amorreos, los perizitas, los cananeos, los
hititas, los guirgasitas, los jivitas y los jebuseos, pero yo los
entregué en
vuestras manos.

12 Mandé delante de vosotros avispas que expulsaron, antes que
llegarais, a los dos reyes de los amorreos; no fue con tu espada ni con tu
arco.

13 Os he dado una tierra que no os ha costado fatiga, unas ciudades
que no habéis construido y en las que sin embargo habitáis, viñas y olivares
que no habéis plantado y de las que os alimentáis.

14 «Ahora, pues, temed a Yahveh y servidle perfectamente, con
fidelidad; apartaos de los dioses a los que sirvieron vuestros
padres más
allá del Río y en Egipto y servid a Yahveh.

15 Pero, si no os parece bien servir a Yahveh, elegid hoy a quién
habéis de servir, o a los dioses a quienes servían vuestros padres más allá
del Río, o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis ahora. Yo y mi
familia serviremos a Yahveh.»

16 El pueblo respondió: «Lejos de nosotros abandonar a Yahveh para
servir a otros dioses.

17 Porque Yahveh nuestro Dios es el que nos hizo subir, a nosotros y
a nuestros padres, de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre, y el que
delante de nuestros ojos obró tan grandes señales y nos guardó por todo el
camino que recorrimos y en todos los pueblos por los que pasamos.

18 Además Yahveh expulsó delante de nosotros a todos esos pueblos
y a los amorreos que habitaban en el país. También nosotros serviremos a
Yahveh, porque él es nuestro Dios.»

19 Entonces Josué dijo al pueblo: «No podréis servir a Yahveh,
porque es un Dios santo, es un Dios celoso, que no perdonará ni vuestras
rebeldías ni vuestros pecados.

20 Si abandonáis a Yahveh para servir a los dioses del extranjero, él a
su vez traerá el mal sobre vosotros y acabará con vosotros, después
de
haberos hecho tanto bien.»

21 El pueblo respondió a Josué: «No; nosotros serviremos a Yahveh.»

22 Josué dijo al pueblo: «Vosotros sois testigos contra vosotros
mismos de que habéis elegido a Yahveh para servirle.» Respondieron ellos:

«¡Testigos somos!» -

23 «Entonces, apartad los dioses del extranjero que hay en medio de
vosotros e inclinad vuestro corazón hacia Yahveh, Dios de Israel.»

24 El pueblo respondió a Josué: «A Yahveh nuestro Dios serviremos y
a sus voz atenderemos.»

25 Aquél día, Josué pactó una alianza para el pueblo; le impuso
decretos y normas en Siquem.


26 Josué escribió estas palabras en el libro de la Ley de Dios. Tomó
luego una gran piedra y la plantó allí, al pie de la encina que
hay en el
santuario de Yahveh.