Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Josué 8, 20-32

20 Cuando los hombres de Ay volvieron la vista atrás y vieron la
humareda que subía de la ciudad hacia el cielo, no tuvieron fuerza para huir
por un lado o por otro. El pueblo que iba huyendo hacia el
desierto se
volvió contra los perseguidores.

21 Viendo Josué y todo Israel que los emboscados habían tomado la
ciudad y que subía de ella una humareda, se volvieron y batieron a
los
hombres de Ay.

22 Los otros salieron de la ciudad a su encuentro, de modo que los
hombres de Ay se encontraron en medio de los israelitas, unos por un lado y
otros por otro. Estos los derrotaron hasta que no quedó superviviente
ni
fugitivo.

23 Pero al rey de Ay lo prendieron vivo y lo condujeron ante Josué.


24 Cuando Israel acabó de matar a todos los habitantes de Ay en el
campo y en el desierto, hasta donde habían salido en su persecución,
y
todos ellos cayeron a filo de espada hasta no quedar uno, todo Israel volvió
a Ay y pasó a su población a filo de espada.

25 El total de los que cayeron aquel día, hombres y mujeres, fue
12.000, todos los habitantes de Ay.

26 Josué no retiró la mano que tenía extendida con el dardo hasta que
consagró al anatema a todos los habitantes de Ay.

27 Israel se repartió solamente el ganado y los despojos de dicha
ciudad, según la orden que Yahveh había dado a Josué.

28 Josué incendió Ay y la convirtió para siempre en una ruina, en
desolación hasta el día de hoy.

29 Al rey de Ay lo colgó de un árbol hasta la tarde; y a la puesta del
sol ordenó Josué que bajaran el cadáver del árbol. Lo echaron luego
a la
entrada de la puerta de la ciudad y amontonaron sobre él un gran montón de
piedras, que existe todavía hoy.

30 Entonces Josué construyó un altar a Yahveh, Dios de Israel, en el
monte Ebal,

31 como había mandado Moisés, siervo de Yahveh, a los israelitas,
según está escrito en el libro de la Ley de Moisés: un altar de piedras sin
labrar, a las que no haya tocado el hierro. Ofrecieron sobre él holocaustos a
Yahveh e inmolaron sacrificios de comunión.

32 Josué escribió allí mismo, sobre las piedras, una copia de la Ley
que Moisés había escrito delante de los israelitas.