Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Josué 8, 7-20

7 Entonces vosotros saldréis de la emboscada y os apoderaréis de la
ciudad; Yahveh, vuestro Dios, la pondrá en vuestras manos.

8 En cuanto toméis la ciudad la incendiaréis. Lo haréis según la orden
de Yahveh. Mirad que os lo mando yo.»

9 Los envió Josué y fueron al lugar de la emboscada, y se apostaron
entre Betel y Ay, al occidente de Ay; Josué pasó aquella noche en medio de
la gente.

10 Se levantó de mañana Josué, revistó la tropa y subió contra Ay, con
los ancianos de Israel al frente de la tropa.

11 Toda la gente de guerra que estaba con él subió y se acercó hasta
llegar ante la ciudad. Acamparon al norte de Ay. El valle quedaba
entre
ellos y la ciudad.

12 Tomó unos 5.000 hombres y tendió con ellos una emboscada entre
Betel y Ay, al oeste de la ciudad.

13 Pero la tropa formó el grueso del campamento que estaba al norte
de la ciudad, quedando emboscada al oeste de la ciudad. Josué pasó aquella
noche en medio del valle.

14 En cuanto vio esto el rey de Ay, se dieron prisa, se levantaron
temprano y salieron él y toda su gente a presentar batalla a Israel
en la
bajada, frente a la Arabá, sin saber que tenía una emboscada a espaldas de
la ciudad.

15 Josué y todo Israel se hicieron los derrotados por ellos y huyeron
camino del desierto.

16 Toda la gente que estaba en la ciudad se puso a dar grandes
alaridos saliendo tras ellos y al perseguir a Josué, se alejaron de la ciudad.

17 No quedó un solo hombre en Ay (ni en Betel) que no saliera en
persecución de Israel. Y dejaron la ciudad abierta por perseguir a Israel.

18 Yahveh dijo entonces a Josué: «Tiende hacia Ay el dardo que
tienes en tu mano porque en tu mano te la entrego.» Josué tendió el dardo
que tenía en la mano hacia la ciudad.

19 Tan pronto como extendió la mano, los emboscados surgieron
rápidamente de su puesto, corrieron y entraron en la ciudad, se apoderaron
de ella y a toda prisa la incendiaron.

20 Cuando los hombres de Ay volvieron la vista atrás y vieron la
humareda que subía de la ciudad hacia el cielo, no tuvieron fuerza para huir
por un lado o por otro. El pueblo que iba huyendo hacia el
desierto se
volvió contra los perseguidores.