Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 19, 1-37

1 Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle.

2 Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la
cabeza y le vistieron un manto de púrpura;

3 y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.» Y le
daban bofetadas.

4 Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que
sepáis que no encuentro ningún delito en él.»

5 Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto
de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre.»

6 Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:

«¡Crucifícalo, crucifícalo!» Les dice Pilato: «Tomadlo
vosotros y
crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él.»

7 Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa
Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios.»

8 Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más.

9 Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?»
Pero Jesús no le dio respuesta.

10 Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder
para soltarte y poder para crucificarte?»

11 Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te
hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor
pecado.»

12 Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron:

«Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace
rey se
enfrenta al César.»

13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en
el
tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.

14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice
Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.»


15 Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!» Les dice Pilato: «¿A
vuestro Rey voy a crucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «No
tenemos más rey que el César.»

16 Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues,
a Jesús,

17 y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario,
que en hebreo se llama Gólgota,

18 y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús
en medio.

19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo
escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.»

20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde
había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en
hebreo, latín y griego.

21 Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas:
“El Rey de los judíos”, sino: “Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos”.»

22 Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito.»

23 Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus
vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la
túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo.

24 Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver
a quién le toca.» Para que se cumpliera la Escritura: = Se han repartido mis
vestidos, han echado a suertes mi túnica. = Y esto es lo que
hicieron los
soldados.

25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su
madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.

26 Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»

27 Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella
hora el discípulo la acogió en su casa.

28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para
que se cumpliera la Escritura, dice: = «Tengo sed.» =

29 Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de
hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.

30 Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E
inclinando la cabeza entregó el espíritu.

31 Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no
quedasen los cuerpos en la cruz el sábado - porque aquel sábado era muy
solemne - rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran.

32 Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y
del otro crucificado con él.

33 Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron
las piernas,

34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y
al instante salió sangre y agua.


35 El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que
dice la verdad, para que también vosotros creáis.

36 Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: = No se le
quebrará hueso alguno. =

37 Y también otra Escritura dice: = Mirarán al que traspasaron. =