Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 4, 26-43

26 Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando.»

27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con
una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?»

28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
29 «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho.

¿No será el Cristo?»

30 Salieron de la ciudad e iban donde él.

31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come.»

32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no
sabéis.»


33 Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de
comer?»

34 Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha
enviado y llevar a cabo su obra.

35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien,
yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la
siega. Ya

36 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de
modo que el sembrador se alegra igual que el segador.

37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el
sembrador y otro el segador:

38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado.

Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.»

39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las
palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»

40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se
quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.

41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras,

42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros
mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del
mundo.»

43 Pasados los dos días, partió de allí para Galilea.