Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Juan 7, 7-30

7 El mundo no puede odiaros; a mí sí me aborrece, porque doy
testimonio de que sus obras son perversas.

8 Subid vosotros a la fiesta; yo no subo a esta fiesta porque aún no se
ha cumplido mi tiempo.»

9 Dicho esto, se quedó en Galilea.

10 Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces él
también subió no manifiestamente, sino de incógnito.

11 Los judíos, durante la fiesta, andaban buscándole y
decían:

«¿Dónde está ése?»

12 Entre la gente había muchos comentarios acerca de él. Unos
decían: «Es bueno.» Otros decían: «No, sino que engaña al pueblo.»

13 Pero nadie hablaba de él abiertamente por miedo a los judíos.
14 Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar.

15 Los judíos, asombrados, decían: «¿Cómo entiende de letras sin
haber estudiado?»

16 Jesús les respondió: «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha
enviado.

17 Si alguno quiere cumplir su voluntad, verá si mi doctrina es de
Dios o hablo yo por mi cuenta.

18 El que habla por su cuenta, busca su propia gloria; pero el que
busca la gloria del que le ha enviado, ese es veraz; y no hay impostura en él.
19 ¿No es Moisés el que os dio la Ley? Y ninguno de vosotros cumple

la Ley. ¿Por qué queréis matarme?»

20 Respondió la gente: «Tienes un demonio. ¿Quién quiere matarte?»

21 Jesús les respondió: «Una sola obra he hecho y todos os
maravilláis.

22 Moisés os dio la circuncisión (no que provenga de Moisés, sino de
los patriarcas) y vosotros circuncidáis a uno en sábado.


23 Si se circuncida a un hombre en sábado, para no quebrantar la Ley
de Moisés, ¿os irritáis contra mí porque he curado a un hombre entero en
sábado?

24 No juzguéis según la apariencia. Juzgad con juicio justo.»

25 Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren
matar?

26 Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán
reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo?

27 Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el
Cristo, nadie sabrá de dónde es.»

28 Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me
conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta;
sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no
le
conocéis.

29 Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado.»
30 Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía

no había llegado su hora.