Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jueces 8, 12-26

12 Zébaj y Salmunná huyeron. El los persiguió e hizo prisioneros a los
dos reyes de Madián, Zébaj y Salmunná. Y destruyó todo el ejército.

13 Después de la batalla, Gedeón, hijo de Joás, volvió por la pendiente
de Jares.

14 Habiendo detenido a un joven de la gente de Sukkot, le interrogó, y
él le dio por escrito los jefes de Sukkot y los ancianos: 77 hombres.

15 Gedeón se dirigió entonces a la gente de Sukkot y dijo: «Aquí
tenéis a Zébaj y Salmunná, a propósito de los cuales me injuriasteis
diciendo: ¿Acaso has sujetado ya las manos de Zébaj y Salmunná para que
demos pan a tus tropas agotadas?»

16 Tomó entonces a los ancianos de la ciudad y cogiendo espinas del
desierto y cardos, desgarró a los hombres de Sukkot.

17 Derribó la torre de Penuel y mató a los habitantes de la ciudad.

18 Luego dijo a Zébaj y Salmunná: «¿Cómo eran los hombres que
matasteis en el Tabor?» Ellos respondieron: «Se parecían a ti; cualquiera de
ellos tenía la apariencia de un hijo de rey.»

19 Respondió Gedeón: «Eran mis hermanos, hijos de mi madre. ¡Vive
Yahveh que, si los hubieseis dejado vivos, no os mataría!»

20 Y dijo a Yéter, su hijo mayor: «¡Levántate! ¡Mátalos!» Pero el
muchacho no desenvainó la espada; no se atrevía, porque era todavía muy
joven.

21 Zébaj y Salmunná dijeron entonces: «Levántate tú, hiérenos,
porque según es el hombre es su valentía.» Gedeón se levantó, mató a Zébaj
y a Salmunná y tomó las lunetas que sus camellos llevaban al cuello.

22 Los hombres de Israel dijeron a Gedeón: «Reina sobre nosotros tú,
tu hijo y tu nieto, pues nos has salvado de la mano de Madián.»

23 Pero Gedeón les respondió: «No seré yo el que reine sobre vosotros
ni mi hijo; Yahveh será vuestro rey.»

24 Y añadió Gedeón: «Os voy a pedir una cosa: que cada uno me dé
un anillo de su botín.» Porque los vencidos tenían anillos de oro, pues eran
ismaelitas.

25 Respondieron ellos: «Te los damos con mucho gusto.» Extendió él
su manto y ellos echaron en él cada uno un anillo de su botín.


26 El peso de los anillos de oro que les había pedido, se elevó a 1.700
siclos de oro, sin contar las lunetas, los pendientes y los vestidos de púrpura
que llevaban los reyes de Madián, ni tampoco los collares que pendían del
cuello de sus camellos.