Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Marcos 3, 1-28

1 Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la
mano paralizada.

2 Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle.
3 Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.»

4 Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar
una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban.

5 Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón,
dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su
mano.

6 En cuanto salieron los fariseos, se confabularon con los herodianos
contra él para ver cómo eliminarle.

7 Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran
muchedumbre de Galilea. También de Judea,

8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores
de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él.

9 Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le
prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran.

10 Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le
echaban encima para tocarle.

11 Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y
gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»


12 Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.

13 Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él.

14 Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a
predicar

15 con poder de expulsar los demonios.

16 Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro;

17 a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a
quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno;

18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo,
Tadeo, Simón el Cananeo

19 y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.

20 Vuelve a casa. Se aglomera otra vez la muchedumbre de modo que
no podían comer.

21 Se enteraron sus parientes y fueron a hacerse cargo de él, pues
decían: «Está fuera de sí.»

22 Los escribas que habían bajado de Jerusalén decían: «Está poseído
por Beelzebul» y «por el príncipe de los demonios expulsa los demonios.»

23 El, llamándoles junto a sí, les decía en parábolas: «¿Cómo puede
Satanás expulsar a Satanás?

24 Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede
subsistir.

25 Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá
subsistir.

26 Y si Satanás se ha alzado contra sí mismo y está dividido, no puede
subsistir, pues ha llegado su fin.

27 Pero nadie puede entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar, si
no ata primero al fuerte; entonces podrá saquear su casa.

28 Yo os aseguro que se perdonará todo a los hijos de los hombres, los
pecados y las blasfemias, por muchas que éstas sean.