Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Mateo 25, 9-30

9 Pero las prudentes replicaron: “No, no sea que no alcance para
nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo
compréis.”

10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.

11 Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: “¡Señor, señor,
ábrenos!”

12 Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco.”
13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.

14 «Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus
siervos y les encomendó su hacienda:

15 a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según
su capacidad; y se ausentó.

16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar
con ellos y ganó otros cinco.

17 Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.

18 En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra
y escondió el dinero de su señor.

19 Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y
ajusta cuentas con ellos.

20 Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros
cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes
otros
cinco que he ganado.”

21 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”

22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: “Señor, dos talentos
me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado.”

23 Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”

24 Llegándose también el que había recibido un talento dijo: “Señor,
sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y
recoges
donde no esparciste.

25 Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento.
Mira,
aquí tienes lo que es tuyo.”

26 Mas su señor le respondió: “Siervo malo y perezoso, sabías que yo
cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí;

27 debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al
volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses.

28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez
talentos.


29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no
tiene, aun lo que tiene se le quitará.

30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes.”