Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Salmo 39, 2-6

2 (3) Enmudecí, quedé en silencio y calma: mas al ver su dicha se
enconó mi tormento.

3 (4) Dentro de mí mi corazón se acaloraba, de mi queja prendió el
fuego, y mi lengua llegó a hablar:

4 (5) «Hazme saber, Yahveh, mi fin, y cuál es la medida de mis días,
para que sepa yo cuán frágil soy.

5 (6) «Oh sí, de unos palmos hiciste mis días, mi existencia cual nada
es ante ti; sólo un soplo, todo hombre que se yergue,

6 (7) nada más una sombra el humano que pasa, sólo un soplo las
riquezas que amontona, sin saber quién las recogerá.»