Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Salmo 78, 9-39

9 Los hijos de Efraím, diestros arqueros, retrocedieron el día del
combate;

10 no guardaban la alianza hecha con Dios, rehusaban caminar según
su ley;

11 tenían olvidados sus portentos, las maravillas que él les hizo ver:
12 prodigios hizo a la vista de sus padres en el país de Egipto, en los

campos de Tanis.

13 Hendió la mar y los pasó a través, contuvo las aguas como un
dique;

14 de día los guiaba con la nube, y cada noche con resplandor de
fuego;

15 en el desierto hendió las rocas, los abrevó a raudales sin medida;

16 hizo brotar arroyos de la peña y descender las aguas como ríos.

17 Pero ellos volvían a pecar contra él, a rebelarse contra el Altísimo
en la estepa;

18 a Dios tentaron en su corazón reclamando manjar para su hambre.
19 Hablaron contra Dios; dijeron: «¿Será Dios capaz de aderezar una

mesa en el desierto?

20 «Ved que él hirió la roca, y corrieron las aguas, fluyeron los
torrentes: ¿podrá de igual modo darnos pan, y procurar carne a su pueblo?»

21 Entonces Yahveh lo oyó y se enfureció, un fuego se encendió
contra Jacob, y la Cólera estalló contra Israel,

22 porque en Dios no habían tenido fe ni confiaban en su salvación.
23 Y a las nubes mandó desde lo alto, abrió las compuertas de los

cielos;

24 hizo llover sobre ellos maná para comer, les dio el trigo de los
cielos;

25 pan de Fuertes comió el hombre, les mandó provisión hasta la
hartura.

26 Hizo soplar en los cielos el solano, el viento del sur con su poder
atrajo,


27 y llovió sobre ellos carne como polvo, y aves como la arena de los
mares;

28 las dejó caer en medio de su campo, en torno a sus moradas.
29 Comieron hasta quedar bien hartos, así satisfizo su avidez;

30 mas aún no habían colmado su avidez, su comida estaba aún en su

boca,

31 cuando la cólera de Dios estalló contra ellos: hizo estragos entre los

más fuertes, y abatió a la flor de Israel.

32 Mas con todo pecaron todavía, en sus maravillas no tuvieron fe.
33 El consumió sus días con un soplo, y sus años con espanto.

34 Cuando los mataba, le buscaban, se convertían, se afanaban por él,
35 y recordaban que Dios era su roca, su redentor, el Dios Altísimo.
36 Mas le halagaban con su boca, y con su lengua le mentían;

37 su corazón no era fiel para con él, no tenían fe en su alianza.

38 El, con todo, enternecido, borraba las culpas y no exterminaba;
bien de veces su cólera contuvo y no despertó todo su furor:

39 se acordaba de que ellos eran carne, un soplo que se va y no vuelve

más.