Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Tobías 11, 12-14

12 y luego, con ambas manos le quitó las escamas de la comisura de
los ojos.

13 Entonces él se arrojó a su cuello, lloró y le dijo: «¡Ahora te veo,
hijo, luz de mis ojos!»

14 Y añadió: ¡Bendito sea Dios! ¡Bendito su gran Nombre! ¡Bendito
todos sus santos ángeles! ¡Bendito su gran Nombre por todos los siglos!