Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Tobías 2, 1-8

1 En el reinado de Asarjaddón pude regresar a mi casa y me fue
devuelta mi mujer Ana y mi hijo Tobías. En nuestra solemnidad de
Pentecostés, que es la santa solemnidad de las Semanas, me
habían
preparado una excelente comida y me dispuse a comer.

2 Cuando me presentaron la mesa, con numerosos manjares, dije a mi
hijo Tobías: «Hijo, ve a buscar entre nuestros hermanos deportados en
Nínive a algún indigente que se acuerde del Señor y tráelo para que coma
con nosotros. Te esperaré hasta que vuelvas, hijo mío.»

3 Fuese, pues, Tobías a buscar a alguno de nuestros hermanos pobres,
y cuando regresó me dijo: «Padre.» Le respondí: «¿Qué hay, hijo?»


Contestó: «Padre, han asesinado a uno de los nuestros; le han estrangulado
y le han arrojado en la plaza del mercado y aún está allí.»

4 Me levanté al punto y sin probar la comida, alcé el cadáver de la
plaza y lo dejé en una habitación, en espera de que se pusiera el sol, para
enterrarlo.

5 Volví a entrar, me lavé y comí con aflicción

6 acordándome de las palabras que el profeta Amós dijo contra Betel:

= Vuestras solemnidades se convertirán en duelo y todas vuestras canciones
en lamento. =

7 Y lloré. Cuando el sol se puso, cavé una fosa y sepulté el cadáver.

8 Mis vecinos se burlaban y decían: «Todavía no ha aprendido. (Pues,
en efecto, ya habían querido matarme por un hecho semejante.) Apenas si
pudo escapar y ya vuelve a sepultar a los muertos.»