Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Tobías 2, 7-14

7 Y lloré. Cuando el sol se puso, cavé una fosa y sepulté el cadáver.

8 Mis vecinos se burlaban y decían: «Todavía no ha aprendido. (Pues,
en efecto, ya habían querido matarme por un hecho semejante.) Apenas si
pudo escapar y ya vuelve a sepultar a los muertos.»

9 Aquella misma noche, después de bañarme, salí al patio y me
recosté contra la tapia, con el rostro cubierto a causa del calor.

10 Ignoraba yo que arriba, en el muro, hubiera gorriones; me cayó
excremento caliente sobre los ojos y me salieron manchas blancas. Fui a los
médicos, para que me curasen; pero cuantos más remedios me aplicaban,
menos veía a causa de las manchas, hasta que me quedé completamente
ciego. Cuatro años estuve sin ver. Todos mis hermanos estaban
afligidos;
Ajikar, por su parte, proveyó a mi sustento durante dos años, hasta que se
trasladó a Elimaida.

11 En aquellas circunstancias, mi mujer Ana, tuvo que trabajar a
sueldo en labores femeninas; hilaba lana y hacía tejidos

12 que entregaba a sus señores, cobrando un sueldo; el siete del mes
de Dystros acabó un tejido y se lo entregó a los dueños, que le dieron todo
su jornal y le añadieron un cabrito para una comida.

13 Cuando entró ella en casa, el cabrito empezó a balar; yo, entonces,
llamé a mi mujer y le dije: «¿De dónde ha salido ese cabrito? ¿Es que ha
sido robado? Devuélvelo a sus dueños, porque no podemos comer cosa
robada.»

14 Ella me dijo: «Es un regalo que me han añadido a mi sueldo.»
Pero yo no la creí; ordené que lo devolviera a los dueños y me irrité contra
ella por este asunto. Entonces ella me replicó: «¿Dónde están tus limosnas y
tus buenas obras? ¡Ahora se ve todo bien claro!»