36Mientras él avanzaba, extendían sus mantos por el camino. 37Cerca ya de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grandes voces por todos los milagros que habían visto. 38Decían: "¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas." de sus discípulos. 39Algunos de los fariseos que estaban entre la gente, le dijeron: "Maestro, reprende a tus discípulos." 40Respondió: "Os digo que si éstos se callan gritarán las piedras." 41Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella, 42diciendo: "¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos. 43Porque vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, 44te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita." del Templo. 45Entró en el Templo y comenzó a echar fuera a los que vendían, 46diciéndoles: "Está escrito: Mi Casa será Casa de oración. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!" 47Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle,