9Al oír esto, Jesús quedó admirado de él, y volviéndose dijo a la muchedumbre que le seguía: "Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande." 10Cuando los enviados volvieron a la casa hallaron al siervo sano. 11A continuación se fue a una ciudad llamada Naín. Iban con él sus discípulos y una gran muchedumbre. 12Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda 13Al verla, el Señor tuvo compasión de ella y le dijo: "No llores." 14Y, acercándose, tocó el féretro. Los que lo llevaban se pararon, y él dijo: "Joven, a ti te digo: Levántate." 15El muerto se incorporó y se puso a hablar, y él se lo dio a su madre. 16El temor se apoderó de todos y glorificaban a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros", y "Dios ha visitado a su pueblo". 17Y lo que se decía de él se propagó por toda Judea y por toda la región circunvecina. 18Los discípulos de Juan le llevaron todas estas noticias. Entonces él, llamando a dos de ellos, 19los envió a decir al Señor: "¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?" 20Aquellos hombres se acercaron a él y le dijeron: "Juan el Bautista nos ha enviado a decirte: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?" 21En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y dolencias y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. 22Y les respondió: "Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se anuncia a los pobres la Buena Nueva 23¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!" 24Cuando los mensajeros de Juan se alejaron se puso a hablar de Juan a la gente: "¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 25¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten magníficamente y viven con molicie están en los palacios. 26Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. 27De éste es de quien está escrito: He aquí que envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino. 28"Os digo: No hay, entre los nacidos de mujer, ninguno mayor que Juan 29Todo el pueblo que le escuchó, incluso los publicanos, reconocieron la justicia de Dios, y se hicieron bautizar con el bautismo de Juan. 30Pero los fariseos y los legistas, al no aceptar su bautismo, frustraron el plan de Dios sobre ellos.