Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Apocalipsis 18, 5-21

5 Porque sus pecados = se han amontonado hasta el cielo = y Dios se
ha acordado de sus iniquidades.

6 = Dadle como ella ha dado, = dobladle la medida conforme a sus
obras, en la copa que ella preparó preparadle el doble.

7 En proporción a su jactancia y a su lujo, dadle tormentos y llantos.
Pues = dice en su corazón: Estoy sentada como reina, y no soy viuda = y no
he de conocer el llanto...

8 Por eso, = en un solo día = llegarán sus plagas: peste, llanto y
hambre, y será consumida por el fuego. Porque poderoso es el Señor Dios
que la ha condenado.»

9 Llorarán, harán duelo por ella los reyes de la tierra, los que con ella
fornicaron y se dieron al lujo, cuando vean la humareda de sus llamas;

10 se quedarán a distancia horrorizados ante su suplicio, y dirán:

«¡Ay, ay, la Gran Ciudad! ¡Babilonia, ciudad poderosa, que en una hora ha
llegado tu juicio!»

11 Lloran y se lamentan por ella los mercaderes de la tierra, porque
nadie compra ya sus cargamentos:

12 cargamentos de oro y plata, piedras preciosas y perlas, lino y
púrpura, seda y escarlata, toda clase de maderas olorosas y toda clase de
objetos de marfil, toda clase de objetos de madera preciosa, de bronce, de
hierro y de mármol;

13 cinamomo, amomo, perfumes, mirra, incienso, vino, aceite, harina,
trigo, bestias de carga, ovejas, caballos y carros; esclavos y
mercancía
humana.

14 Y los frutos en sazón que codiciaba tu alma, se han alejado de ti; y
toda magnificencia y esplendor se han terminado para ti, y nunca
jamás
aparecerán.

15 Los mercaderes de estas cosas, los que a costa de ella se habían
enriquecido, se quedarán a distancia horrorizados ante su suplicio, llorando
y lamentándose:

16 «¡Ay, ay, la Gran Ciudad, vestida de lino, púrpura y escarlata,
resplandeciente de oro, piedras preciosas y perlas,

17 que en una hora ha sido arruinada tanta riqueza!» Todos los
capitanes, oficiales de barco y los marineros, y cuantos se ocupan en
trabajos del mar, se quedaron a distancia

18 y gritaban al ver la humareda de sus llamas: «¿Quién como la Gran
Ciudad?»

19 Y echando polvo sobre sus cabezas, gritaban llorando y
lamentándose: «¡Ay, ay, la Gran Ciudad, con cuya opulencia se


enriquecieron cuantos tenían las naves en el mar; que en una hora ha sido
asolada!»

20 Alégrate por ella, cielo, y vosotros, los santos, los apóstoles y los
profetas, porque al condenarla a ella, Dios ha juzgado vuestra causa.

21 Un Ángel poderoso alzó entonces una piedra, como una gran rueda
de molino, y la arrojó al mar diciendo: «Así, de golpe, será
arrojada
Babilonia, la Gran Ciudad, y no aparecerá ya más...»