Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Daniel 8, 4-27

4 Vi que el carnero acometía contra el oeste, el norte y el sur. Ninguna
bestia podía resistirle, nada podía escapar a su poder. Hacía lo que
le
parecía y así se hizo grande.

5 Estaba yo cavilando, y he aquí que un macho cabrío vino de
occidente, recorriendo la tierra entera sin tocar el suelo; este macho cabrío
tenía un cuerno «magnífico» entre los ojos.

6 Vino donde el carnero de dos cuernos que yo había visto en pie
delante de la puerta y corrió hacia él con todo el ardor de su fuerza.

7 Vi cómo alcanzaba al carnero, enfurecido contra él; embistió al
carnero, y le rompió los dos cuernos, sin que el carnero tuviera fuerzas para
resistirle; lo echó por tierra y lo pisoteó; no había nadie que
librara al
carnero de su mano.

8 El macho cabrío se hizo muy grande, pero cuando estaba en la
plenitud de su poder, el gran cuerno se rompió y en su lugar despuntaron
cuatro «magníficos» en la dirección de los cuatro vientos del cielo.

9 De uno de ellos salió un cuerno, pequeño, que creció mucho en
dirección del sur, del oriente y de la Tierra del Esplendor.

10 Creció hasta el ejército del cielo, precipitó en tierra parte del
ejército y de las estrellas, y las pisoteó con sus pies.

11 Llegó incluso hasta el Jefe del ejército, abolió el sacrificio perpetuo
y sacudió el cimiento de su santuario

12 y al ejército; en el lugar del sacrificio puso la iniquidad y tiró por
tierra la verdad; así obró y le acompañó el éxito.

13 Oí entonces a un santo que hablaba, y a otro santo que decía al que
hablaba: «¿Hasta cuándo la visión: el sacrificio perpetuo, la iniquidad
desoladora, el santuario y el ejército pisoteados?»

14 Le respondió: «Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas: después
será reivindicado el santuario.»

15 Mientras yo, Daniel, contemplaba esta visión y trataba de
comprenderla, vi de pronto delante de mí como una apariencia de hombre,


16 y oí una voz de hombre, sobre el Ulay, que gritaba: «Gabriel,
explícale a éste la visión.»

17 El se acercó al lugar donde yo estaba y, cuando llegó, me aterroricé
y caí de bruces. Me dijo: «Hijo de hombre, entiende: la visión se refiere al
tiempo del Fin.»

18 Mientras él me hablaba, yo me desvanecí, rostro en tierra. El me
tocó y me hizo incorporarme donde estaba.

19 Luego dijo: «Mira, voy a manifestarte lo que ocurrirá al fin de la
Ira, porque el Fin está fijado.

20 El carnero que has visto, sus dos cuernos, son los reyes de los
medos y los persas.

21 El macho cabrío velludo es el rey de Yaván; el cuerno grande entre
sus ojos, es el primer rey.

22 El cuerno roto y los cuatro cuernos que despuntaron en su lugar,
son cuatro reinos salidos de su nación, pero que no tendrán su fuerza.

23 «Y al término de su reino, cuando lleguen al colmo los pecados,
surgirá un rey, insolente y hábil en engaños.

24 Se hará poderosa su fuerza - mas no por su fuerza misma - tramará
cosas inauditas, prosperará en sus empresas, destruirá a poderosos y
al
pueblo de los santos.

25 Y, por su habilidad, triunfará el engaño entre sus manos. Se
exaltará en su corazón, y por sorpresa destruirá a muchos. Se alzará contra
el Príncipe de los Príncipes, pero - sin que mano alguna intervenga - será
quebrantado.

26 Es verdad la visión de las tardes y mañanas que se ha dicho, mas tú
guarda en secreto la visión, pues habrá aún para muchos días.»

27 Yo, Daniel, desfallecí y estuve enfermo unos cuantos días. Luego
me levanté para ocuparme de los asuntos del rey. Seguía perplejo por
la
visión, que no se podía comprender.