Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Deuteronomio 32, 6-35

6 ¿Así pagáis a Yahveh, pueblo insensato y necio? ¿No es él tu padre,
el que te creó, el que te hizo y te fundó?

7 Acuérdate de los días de antaño, considera los años de edad en edad.

Interroga a tu padre, que te cuente, a tus ancianos, que te hablen.

8 Cuando el Altísimo repartió las naciones, cuando distribuyó a los
hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos, según el número de los hijos
de Dios;

9 mas la porción de Yahveh fue su pueblo, Jacob su parte de heredad.


10 En tierra desierta le encuentra, en la soledad rugiente de la estepa.

Y le envuelve, le sustenta, le cuida, como a la niña de sus ojos.

11 Como un águila incita a su nidada, revolotea sobre sus polluelos,
así el despliega sus alas y te toma, y le lleva sobre su plumaje.

12 Sólo Yahveh le guía a su destino, con él ningún dios extranjero.

13 Le hace cabalgar por las alturas de la tierra, le alimenta de
los
frutos del campo, le da a gustar miel de la peña, y aceite de la dura roca,

14 cuajada de vacas y leche de ovejas, con la grasa de corderos;
carneros de raza de Basán, y machos cabríos, con la flor de los granos de
trigo, y por bebida la roja sangre de la uva.

15 Come Jacob, se sacia, engorda Yesurún, respinga, - te has puesto
grueso, rollizo, turgente -, rechaza a Dios, su Hacedor, desprecia a la Roca,
su salvación.

16 Le encelan con dioses extraños, le irritan con abominaciones.

17 Sacrifican a demonios, no a Dios, a dioses que ignoraban, a
nuevos, recién llegados, que no veneraron vuestros padres.

18 (¡Desdeñas a la Roca que te dio el ser, olvidas al Dios que te
engendró!)

19 Yahveh lo ha visto y, en su ira, ha desechado a sus hijos y a sus

hijas.

20 Ha dicho: Les voy a esconder mi rostro, a ver en qué paran. Porque

es una generación torcida, hijos sin lealtad.

21 Me han encelado con lo que no es Dios, me han irritado con sus
vanos ídolos; ¡pues yo también voy a encelarles con lo que no es pueblo,
con una nación fatua los irritaré!

22 Porque ha saltado fuego de mi ira, que quemará hasta las honduras
del seol; devorará la tierra y sus productos, abrasará los cimientos
de los
montes.

23 Acumularé desgracias sobre ellos, agotaré en ellos mis saetas.

24 Andarán extenuados de hambre, consumidos de fiebre y mala
peste. Dientes de fieras mandaré contra ellos, veneno de reptiles.

25 Por fuera la espada sembrará orfandad, y dentro reinará el espanto.

Caerán a la vez joven y doncella, niño de pecho y viejo encanecido.

26 He dicho: A polvo los reduciría, borraría su recuerdo de en medio
de los hombres,

27 si no temiera azuzar el furor del enemigo, y que lo entiendan al
revés sus adversarios, no sea que digan: «Nuestra mano prevalece, y no es
Yahveh el que hace todo esto.»

28 Porque es gente de consejo obtuso, y no hay inteligencia en ellos.
29 Si fueran sabios, podrían entenderlo, sabrían vislumbrar su suerte

última.

30 Pues, ¿cómo un solo hombre puede perseguir a mil, y dos poner en
fuga a una miríada, sino porque su Roca se los ha vendido, porque Yahveh
los ha entregado?

31 Mas no es su roca como nuestra Roca, y nuestros enemigos son
testigos.


32 Porque su viña es viña de Sodoma y de las plantaciones de
Gomorra: uvas venenosas son sus uvas, racimos amargos sus racimos;

33 su vino, un veneno de serpiente, mortal ponzoña de áspid.

34 Pero él, ¿no está guardado junto a mí, sellado en mis tesoros?

35 A mí me toca la venganza y el pago para el momento en que su pie
vacile. Porque está cerca el día de su ruina, ya se precipita lo que les espera.