Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Esdras 8, 18-35

18 Y gracias a la mano bondadosa de nuestro Dios que estaba con
nosotros, nos trajeron a un hombre experto, de los hijos de Majlí, hijo de
Leví, hijo de Israel: a Serebías, con sus hijos y hermanos: dieciocho
hombres;

19 además a Jasabías, y con él a su hermano Isaías, de los hijos
de
Merarí, y sus hijos: veinte hombres.

20 Y de los donados que David y los jefes habían destinado al servicio
de los levitas: 220 donados. Todos ellos fueron designados nominalmente.

21 Allí, a orillas del río Ahavá, proclamé un ayuno para humillarnos
delante de nuestro Dios y pedirle un viaje feliz para nosotros, nuestros hijos
y nuestros bienes.

22 Pues me daba vergüenza solicitar del rey tropa y gente de a caballo
para protegernos del enemigo en el camino; por el contrario, habíamos
declarado al rey: «La mano de nuestro Dios está, para bien, con todos los
que le buscan; y su poder y su cólera sobre todos los que le abandonan.»


23 Ayunamos, pues, buscando a nuestro Dios por esta intención, y él
nos atendió.

24 Elegí a doce jefes de los sacerdotes, y además a Serebías y
Jasabías, y con ellos a diez de sus hermanos;

25 les pesé la plata, el oro y los utensilios, ofrendas que el
rey, sus
consejeros, sus jefes y todos los israelitas que se encontraban allí
habían
reservado para la Casa de nuestro Dios.

26 Pesé y les entregué 650 talentos de plata, cien utensilios de plata de
dos talentos, cien talentos de oro,

27 veinte copas de oro de mil dáricos y dos objetos de hermoso bronce
dorado, preciosos como el oro.

28 Y les dije: «Vosotros estáis consagrados a Yahveh; estos utensilios
son sagrados; esta plata y este oro son una ofrenda voluntaria a Yahveh,
Dios de nuestros padres.

29 Vigilad y guardadlos hasta que los peséis ante los jefes de los
sacerdotes y de los levitas y los cabezas de familia de Israel, en Jerusalén,
en las cámaras de la Casa de Yahveh.»

30 Los sacerdotes y levitas tomaron entonces la plata, todo lo que
había sido pesado, el oro y los utensilios, para llevarlos a Jerusalén, a la
Casa de nuestro Dios.

31 El día doce del primer mes partimos del río Ahavá para ir a
Jerusalén: la mano de nuestro Dios estaba con nosotros y nos salvó
en el
camino de la mano de enemigos y salteadores.

32 Llegamos a Jerusalén y descansamos allí tres días.

33 El cuarto día, la plata, el oro y los utensilios fueron pesados en la
Casa de nuestro Dios y entregados al sacerdote Meremot, hijo de
Urías,
con quien estaba Eleazar, hijo de Pinjás; les acompañaban los levitas
Yozabad, hijo de Josué, y Noadías, hijo de Binnuy.

34 Todo se contó y se pesó, y se registró su peso total. En aquel
tiempo,

35 los deportados que volvían del cautiverio ofrecieron holocaustos al
Dios de Israel: doce novillos por todo Israel, 96 carneros, 77
corderos y
doce machos cabríos por el pecado: todo en holocausto a Yahveh.