Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Ezequiel 23, 12-42

12 Se enamoró de los asirios, gobernadores y prefectos, vecinos
suyos, magníficamente vestidos, hábiles caballeros, y todos ellos
jóvenes
apuestos.

13 Yo vi que estaba impura; la conducta era la misma para las dos,

14 pero ésta superó sus prostituciones: vio hombres pintados en la
pared, figuras de caldeos pintadas con bermellón,

15 con cinto en las caderas y amplios turbantes en sus cabezas, con
aspecto de escuderos todos ellos, que representaban a los babilonios,
caldeos de origen,

16 y en cuanto los vio se enamoró de ellos y les envió mensajeros a
Caldea.

17 Los babilonios vinieron donde ella, a compartir el lecho de los
amores y a contaminarla con su lascivia; y cuando se contaminó con ellos,
su deseo se apartó de ellos.

18 Dejó así al descubierto sus prostituciones y su desnudez; y yo me
aparté de ella como me había apartado de su hermana.

19 Pero ésta multiplicó sus prostituciones, acordándose de los días de
su juventud, cuando se prostituía en el país de Egipto,

20 y se enamoraba de aquellos disolutos de carne de asnos
y
miembros de caballos.

21 Has renovado así la inmoralidad de tu juventud, cuando en Egipto
acariciaban tu busto palpando tus pechos juveniles.

22 Pues bien, Oholibá, así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo
suscito contra ti a todos tus amantes, de los que te has apartado; los voy a
traer contra ti de todas partes,

23 a los babilonios y a todos los caldeos, los de Pecod, de Soa y de
Coa, y con ellos a todos los asirios, jóvenes apuestos,
gobernadores y
prefectos, todos ellos escuderos de título y hábiles caballeros;

24 y vendrán contra ti desde el norte carros y carretas, con una
asamblea de pueblos. Por todas partes te opondrán el pavés, el escudo y el
yelmo. Yo les daré el encargo de juzgarte y te juzgarán conforme a
su
derecho.

25 Desencadenaré mis celos contra ti, y te tratarán con furor, te
arrancarán la nariz y las orejas, y lo que quede de los tuyos caerá a espada;
se llevarán a tus hijos y a tus hijas, y lo que quede de los
tuyos será
devorado por el fuego.


26 Te despojarán de tus vestidos y se apoderarán de tus joyas.

27 Yo pondré fin a tu inmoralidad y a tus prostituciones comenzadas
en Egipto; no levantarás más tus ojos hacia ellos, ni volverás a acordarte de
Egipto.

28 Porque así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo te entrego en
manos de los que detestas, en manos de aquellos de los que te has apartado.

29 Ellos te tratarán con odio, se apoderarán de todo el fruto de tu
trabajo y te dejarán completamente desnuda. Así quedará al descubierto la
vergüenza de tus prostituciones. Tu inmoralidad y tus prostituciones

30 te han acarreado todo esto, por haberte prostituido a las naciones,
por haberte contaminado con sus basuras.

31 Has imitado la conducta de tu hermana, y yo pondré su cáliz en tu
mano.

32 Así dice el Señor Yahveh: Beberás el cáliz de tu hermana, cáliz
ancho y profundo, que servirá de burla e irrisión, tan grande es su cabida.

33 Te empaparás de embriaguez y de aflicción. Cáliz de desolación y
de angustia, el cáliz de tu hermana Samaria.

34 Lo beberás, lo apurarás; roerás hasta los cascotes, y te desgarrarás
el seno. Porque he hablado yo, oráculo del Señor Yahveh.

35 Por eso, así dice el Señor Yahveh: Puesto que me has olvidado y
me has arrojado a tus espaldas, carga tú también con tu inmoralidad y tus
prostituciones.

36 Después, Yahveh me dijo: Hijo de hombre, ¿vas a juzgar a Oholá y
Oholibá? Repróchales sus abominaciones.

37 Han cometido adulterio, están ensangrentadas sus manos, han
cometido adulterio con sus basuras, y hasta a sus hijos, que me habían dado
a luz, los han hecho pasar por el fuego como alimento para ellas.

38 Han llegado a hacerme hasta esto: han contaminado mi santuario
en este día y han profanado mis sábados;

39 después de haber inmolado sus hijos a sus basuras, el mismo día,
han entrado en mi santuario para profanarlo. Esto es lo que han hecho en mi
propia casa.

40 Más aún, mandaron en busca de hombres que vinieran de lejos,
enviándoles un mensajero, y cuando vinieron te bañaste, te pintaste los ojos
y te pusiste las joyas;

41 luego te reclinaste en un espléndido diván, ante el cual estaba
aderezada una mesa en la que habías puesto mi incienso y mi aceite.

42 Se oía allí el ruido de una turba indolente, por la multitud de
hombres, de bebedores traídos del desierto; ponían ellos brazaletes en
las
manos de ellas y una corona preciosa en su cabeza.