Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Génesis 24, 14-39

14 Ahora bien, la muchacha a quien yo diga “Inclina, por favor, tu
cántaro para que yo beba”, y ella responda: “Bebe, y también voy a abrevar
tus camellos”, ésa sea la que tienes designada para tu siervo Isaac,
y por
ello conoceré que haces favor a mi señor.»

15 Apenas había acabado de hablar, cuando he aquí que salía Rebeca,
hija de Betuel, el hijo de Milká, la mujer de Najor, hermano de Abraham,
con su cántaro al hombro.

16 La joven era de muy buen ver, virgen, que no había conocido
varón. Bajó a la fuente, llenó su cántaro y subió.

17 El siervo corrió a su encuentro y dijo: «Dame un poco de agua de
tu cántaro.»

18 «Bebe, señor», dijo ella, y bajando en seguida el cántaro sobre su
brazo, le dio de beber.

19 Y en acabando de darle, dijo: «También para tus camellos voy a
sacar, hasta que se hayan saciado.»

20 Y apresuradamente vació su cántaro en el abrevadero y corriendo
otra vez al pozo sacó agua para todos los camellos.

21 El hombre la contemplaba callando para saber si Yahveh había
dado éxito o no a su misión.

22 En cuanto los camellos acabaron de beber, tomó el hombre un
anillo de oro de medio siclo de peso, que colocó en la nariz de la joven, y
un par de brazaletes de diez siclos de oro en sus brazos,

23 y dijo: «¿De quién eres hija? Dime: ¿hay en casa de tu padre sitio
para hacer noche?»

24 Ella le dijo: «Soy hija de Betuel, el hijo que Milká dio a Najor.»

25 Y agregó: «También tenemos paja y forraje en abundancia, y sitio
para pasar la noche.»

26 Entonces se postró el hombre y adoró a Yahveh,

27 diciendo: «Bendito sea Yahveh, el Dios de mi señor Abraham, que
no ha retirado su favor y su lealtad para con mi señor. Yahveh me ha traído
a parar a casa del hermano de mi señor.»

28 La joven corrió a anunciar a casa de su madre todas estas cosas.

29 Tenía Rebeca un hermano llamado Labán. Este corrió donde el
hombre, afuera, a la fuente.

30 En efecto, en cuanto vio el anillo y los brazaletes en los brazos de
su hermana, y oyó decir a su hermana Rebeca: «Así me ha hablado aquel
hombre», se llegó a donde él. Le encontró todavía junto a los
camellos
cerca de la fuente,

31 y le dijo: «Ven, bendito de Yahveh. ¿Por qué te quedas parado
fuera, si yo he desocupado la casa y he hecho sitio para los camellos?»


32 El hombre entró en la casa, y Labán desaparejó los camellos, les
dio paja y forraje, y al hombre y a sus acompañantes agua para lavarse los
pies.

33 Después les sirvió de comer, pero el otro dijo: «No comeré hasta
no haber dicho lo que tengo que decir.» A lo que respondió Labán:

«Habla.»

34 «Yo soy, dijo, siervo de Abraham.

35 Yahveh ha bendecido con largueza a mi señor, que se ha hecho
rico, pues le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y
esclavas,
camellos y asnos.

36 Y Sara, la mujer de mi señor, envejecida ya, dio a luz un hijo a mi
señor, que le ha cedido todo cuanto posee.

37 En cuanto a mí, mi señor me ha tomado juramento, diciendo: “No
tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos en cuyo país
resido.

38 ¡Como no vayas a casa de mi padre y a mi parentela a tomar mujer
para mi hijo...!”

39 Yo dije a mi señor: “¿Y si acaso no me sigue la mujer?”