Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Génesis 43, 2-31

2 Así pues, en cuanto acabaron de consumir el grano traído de Egipto,
les dijo su padre: «Volved y compradnos algo de comer.»

3 Judá le dijo: «Bien claro nos dio a entender aquel hombre que no
veríamos su rostro si no estaba con nosotros nuestro hermano.

4 Si mandas a nuestro hermano con nosotros, bajaremos y te
compraremos víveres;

5 pero si no le mandas, no bajamos, porque aquel hombre nos dijo:
“No os presentéis a mí si no está vuestro hermano con vosotros.”»

6 Dijo Israel: «¿Por qué para desgracia mía hicisteis saber a ese
hombre que teníais otro hermano?»

7 Dijeron: «!Él empezó preguntándonos por nuestra familia,
diciéndonos: ¿Tenéis aún padre? ¿Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis
algún otro hermano? Y nosotros nos limitamos a responder a sus palabras.

¿Podíamos saber que iba a decirnos: Bajad a vuestro hermano?»

8 Dijo Judá a su padre Israel: «Deja ir al chico conmigo; deja que
vayamos para vivir y no morir ni nosotros, ni tú, ni nuestros pequeños.

9 Yo respondo de él, de mi mano lo exigirás si no lo trajere aquí y te
lo presentare, y estaría yo en falta contigo a perpetuidad.

10 Que lo que es, si no nos hubiéramos entretenido, para estas horas
ya estaríamos de vuelta.»

11 Díjoles su padre Israel: «Siendo así, hacedlo; llevaos de lo más fino
del país en vuestras cestas, y bajad a aquel hombre un regalo, un poco de
sandácara, un poco de miel, almáciga y ládano, pistachos y almendras.

12 Tomáis también con vosotros el doble de plata y devolvéis
personalmente la plata devuelta en la boca de vuestras talegas, por
si se
trata de un error.


13 Tomad, pues, a vuestro hermano y volved inmediatamente donde
ese hombre;

14 que El Sadday os haga hallar misericordia ante ese hombre, y que
él os despache y suelte a vuestro otro hermano, y a Benjamín. Por mi parte,
si he de perder a mis hijos, qué le vamos a hacer.»

15 Ellos tomaron dicho regalo y el doble de plata consigo, y asimismo
a Benjamín, y poniéndose en marcha bajaron a Egipto y se presentaron
a
José.

16 José vio con ellos a Benjamin, y dijo a su mayordomo: «Lleva a
esos hombres a casa, mata algún animal y lo preparas, porque esos hombres
van a comer conmigo a mediodía.»

17 El hombre hizo como le había dicho José, y llevó a los hombres a
casa de José.

18 Ellos se asustaron porque se les llevaba a casa de José, y dijeron:

«Es por lo de la plata devuelta en nuestros sacos la otra vez, por lo que se
nos trae acá, para ponernos alguna trampa, caer sobre nosotros y reducirnos
a esclavitud, junto con nuestros asnos.»

19 Y acercándose al mayordomo de José le dijeron a la puerta de la

casa:

20 «Por favor, señor, nosotros bajamos anteriormente a comprar

víveres.

21 Pero resultó que cuando fuimos a hacer noche y abrimos nuestras
talegas de grano, nos encontramos con que la plata de cada uno estaba en la
boca de su talega, nuestra plata bien pesada, y la hemos devuelto
con
nosotros,

22 y además traemos con nosotros más plata para comprar víveres.

Ignoramos quién puso nuestra plata en nuestras talegas.»

23 Díjoles: «La paz sea con vosotros, no temáis. Vuestro Dios y el
Dios de vuestro padre os puso ese tesoro en las talegas. Vuestra plata ya me
llegó.» Y les sacó a Simeón.

24 Luego los introdujo en casa de José, les dio agua y se lavaron los
pies, y les dio pienso para sus asnos.

25 Entonces ellos prepararon el regalo, mientras llegaba José a
mediodía, pues oyeron que iban a comer allí.

26 Al entrar José en casa, le presentaron el regalo que llevaban
consigo y se inclinaron hasta el suelo.

27 El les saludó y les preguntó: «Vuestro anciano padre de quien me
hablasteis, ¿vive aún?»

28 Y le dijeron: «Está bien tu siervo, nuestro padre: todavía vive.» Y
postrándose se inclinaron.

29 Entonces José volvió los ojos y vio a Benjamín, su hermano de
madre, y dijo: «¿Este es vuestro hermano menor, de quien me hablasteis?»
Y añadió: «Dios te guarde, hijo mío.»

30 José tuvo que darse prisa, porque le daban ganas de llorar de
emoción por su hermano, y entrando en el cuarto lloró allí.


31 Luego se lavó la cara, salió y conteniéndose dijo: «Servid la
comida.»