Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Hechos 14, 8-28

8 Había allí, sentado, un hombre tullido de pies, cojo de nacimiento y
que nunca había andado.

9 Este escuchaba a Pablo que hablaba. Pablo fijó en él su mirada y
viendo que tenía fe para ser curado,


10 le dijo con fuerte voz: «Ponte derecho sobre tus pies.» Y él dio un
salto y se puso a caminar.

11 La gente, al ver lo que Pablo había hecho, empezó a gritar en
licaonio: «Los dioses han bajado hasta nosotros en figura de hombres.»

12 A Bernabé le llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque era quien
dirigía la palabra.

13 El sacerdote del templo de Zeus que hay a la entrada de la ciudad,
trajo toros y guirnaldas delante de las puertas y a una con la
gente se
disponía a sacrificar.

14 Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestidos y se
lanzaron en medio de la gente gritando:

15 «Amigos, ¿por qué hacéis esto? Nosotros somos también hombres,
de igual condición que vosotros, que os predicamos que abandonéis estas
cosas vanas y os volváis al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra, el mar y
cuanto en ellos hay,

16 y que en las generaciones pasadas permitió que todas las naciones
siguieran sus propios caminos;

17 si bien no dejó de dar testimonio de sí mismo, derramando bienes,
enviándoos desde el cielo lluvias y estaciones fructíferas, llenando vuestros
corazones de sustento y alegría...»

18 Con estas palabras pudieron impedir a duras penas que la gente les
ofreciera un sacrificio.

19 Vinieron entonces de Antioquía e Iconio algunos judíos y,
habiendo persuadido a la gente, lapidaron a Pablo y le arrastraron fuera de
la ciudad, dándole por muerto.

20 Pero él se levantó y, rodeado de los discípulos, entró en la ciudad.

Al día siguiente marchó con Bernabé a Derbe.

21 Habiendo evangelizado aquella ciudad y conseguido bastantes
discípulos, se volvieron a Listra, Iconio y Antioquía,

22 confortando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a
perseverar en la fe y diciéndoles: «Es necesario que pasemos por muchas
tribulaciones para entrar en el Reino de Dios.»

23 Designaron presbíteros en cada Iglesia y después de hacer oración
con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

24 Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia;

25 predicaron en Perge la Palabra y bajaron a Atalía.

26 Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido
encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían realizado.

27 A su llegada reunieron a la Iglesia y se pusieron a contar todo
cuanto Dios había hecho juntamente con ellos y cómo había abierto a los
gentiles la puerta de la fe.

28 Y permanecieron no poco tiempo con los discípulos.