Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Hechos 25, 11-23

11 Si, pues, soy reo de algún delito o he cometido algún crimen que
merezca la muerte, no rehúso morir; pero si en eso de que éstos me acusan
no hay ningún fundamento, nadie puede entregarme a ellos; apelo al
César.»

12 Entonces Festo deliberó con el Consejo y respondió: «Has apelado
al César, al César irás.»

13 Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea
y fueron a saludar a Festo.

14 Como pasaran allí bastantes días, Festo expuso al rey el caso de
Pablo: «Hay aquí un hombre, le dijo, que Félix dejó prisionero.


15 Estando yo en Jerusalén presentaron contra él acusación los sumos
sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo contra él
sentencia
condenatoria.

16 Yo les respondí que no es costumbre de los romanos entregar a un
hombre antes de que el acusado tenga ante sí a los acusadores y se le dé la
posibilidad de defenderse de la acusación.

17 Ellos vinieron aquí juntamente conmigo, y sin dilación me senté al
día siguiente en el tribunal y mandé traer al hombre.

18 Los acusadores comparecieron ante él, pero no presentaron
ninguna acusación de los crímenes que yo sospechaba;

19 solamente tenían contra él unas discusiones sobre su propia
religión y sobre un tal Jesús, ya muerto, de quien Pablo afirma que vive.

20 Yo estaba perplejo sobre estas cuestiones y le propuse si quería ir a
Jerusalén y ser allí juzgado de estas cosas.

21 Pero como Pablo interpuso apelación de que su caso se reservase a
la decisión del Augusto, mandé que se le custodiara hasta remitirle
al
César.»

22 Agripa dijo a Festo: «Querría yo también oír a ese hombre.» -

«Mañana, dijo, le oirás.»

23 Al día siguiente vinieron Agripa y Berenice con gran ostentación y
entraron en la sala de audiencia, junto con los tribunos y los personajes de
más categoría de la ciudad. A una orden de Festo, trajeron a Pablo.