Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 40, 4-28

4 Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; vuélvase
lo escabroso llano, y las breñas planicie.

5 Se revelará la gloria de Yahveh, y toda criatura a una la verá. Pues la
boca de Yahveh ha hablado.»

6 Una voz dice: «¡Grita!» Y digo: «¿Qué he de gritar?» - «Toda carne
es hierba y todo su esplendor como flor del campo.

7 La flor se marchita, se seca la hierba, en cuanto le dé el viento de
Yahveh (pues, cierto, hierba es el pueblo).

8 La hierba se seca, la flor se marchita, mas la palabra de nuestro Dios
permanece por siempre.

9 Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión; clama con voz
poderosa, alegre mensajero para Jerusalén, clama sin miedo. Di a las
ciudades de Judá: «Ahí está vuestro Dios.»

10 Ahí viene el Señor Yahveh con poder, y su brazo lo sojuzga todo.

Ved que su salario le acompaña, y su paga le precede.

11 Como pastor pastorea su rebaño: recoge en brazos los corderitos,
en el seno los lleva, y trata con cuidado a las paridas.


12 ¿Quién midió los mares con el cuenco de la mano, y abarcó con su
palmo la dimensión de los cielos, metió en un tercio de medida el polvo de
la tierra, pesó con la romana los montes, y los cerros con la balanza?

13 ¿Quién abarcó el espíritu de Yahveh, y como consejero suyo le
enseñó?

14 ¿Con quién se aconsejó, quién le explicó y le enseñó la senda de la
justicia, y le enseñó la ciencia, y el camino de la inteligencia le mostró?

15 Las naciones son como gota de un cazo, como escrúpulo de
balanza son estimadas. Las islas como una chinita pesan.

16 El Líbano no basta para la quema, ni sus animales para holocausto.
17 Todas las naciones son como nada ante él, como nada y vacío son

estimadas por él.

18 Pues ¿con quién asemejaréis a Dios, qué semejanza le aplicaréis?
19 El fundidor funde la estatua, el orfebre con oro la recubre y funde

cadenas de plata.

20 El que presenta una ofrenda de pobre escoge madera incorruptible,
se busca un hábil artista para erigir una estatua que no vacile.

21 ¿No lo sabíais? ¿No lo habíais oído? ¿No os lo había mostrado
desde el principio? ¿No lo entendisteis desde que se fundó la tierra?

22 El está sentado sobre el orbe terrestre, cuyos habitantes son como
saltamontes; él expande los cielos como un tul, y los ha desplegado como
una tienda que se habita.

23 El aniquila a los tiranos, y a los árbitros de la tierra los reduce a la

nada.

24 Apenas han sido plantados, apenas sembrados, apenas arraiga en

tierra su esqueje, cuando sopla sobre ellos y se secan, y una ráfaga como
tamo se los lleva.

25 ¿Con quién me asemejaréis y seré igualado?, dice el Santo.

26 Alzad a lo alto los ojos y ved: ¿quién ha hecho esto? El que hace
salir por orden al ejército celeste, y a cada estrella por su
nombre llama.
Gracias a su esfuerzo y al vigor de su energía, no falta ni una.

27 ¿Por qué dices, Jacob, y hablas, Israel: «Oculto está mi camino
para Yahveh, y a Dios se le pasa mi derecho?»

28 ¿Es que no lo sabes? ¿Es que no lo has oído? Que Dios desde
siempre es Yahveh, creador de los confines de la tierra, que no se cansa ni
se fatiga, y cuya inteligencia es inescrutable.