Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Isaías 63, 8-19

8 Dijo él: «De cierto que ellos son mi pueblo, hijos que
no
engañarán.» Y fue él su Salvador

9 en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ángel: él mismo
en persona los liberó. Por su amor y su compasión él los rescató: los levantó
y los llevó todos los días desde siempre.

10 Mas ellos se rebelaron y contristaron a su Espíritu santo, y él
se
convirtió en su enemigo, guerreó contra ellos.


11 Entonces se acordó de los días antiguos, de Moisés su siervo.

¿Dónde está el que los sacó de la mar, el pastor de su rebaño? ¿Dónde el
que puso en él su Espíritu santo,

12 el que hizo que su brazo fuerte marchase al lado de Moisés, el que
hendió las aguas ante ellos para hacerse un nombre eterno,

13 el que les hizo andar por los abismos como un caballo por el
desierto, sin que tropezaran,

14 cual ganado que desciende al valle? El Espíritu de Yahveh los llevó
a descansar. Así guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.

15 observa desde los cielos y ve desde tu aposento santo y glorioso.

¿Dónde está tu celo y tu fuerza, la conmoción de tus entrañas? ¿Es que tus
entrañas se han cerrado para mí?

16 Porque tú eres nuestro Padre, que Abraham no nos conoce, ni Israel
nos recuerda. Tú, Yahveh, eres nuestro Padre, tu nombre es «El que
nos
rescata» desde siempre.

17 ¿Por qué nos dejaste errar, Yahveh, fuera de tus caminos,
endurecerse nuestros corazones lejos de tu temor? Vuélvete, por amor
de
tus siervos, por las tribus de tu heredad.

18 ¿Por qué el enemigo ha invalido tu santuario, tu santuario han
pisoteado nuestros opresores?

19 Somos desde antiguo gente a la que no gobiernas, no se nos llama
por tu nombre. ¡Ah si rompieses los cielos y descendieses - ante tu faz los
montes se derretirían,