Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 2, 22-28

22 Porque, así te blanquees con salitre y te des cantidad de lejía, se te
nota la culpa en mi presencia - oráculo del Señor Yahveh -.

23 Cómo dices: «No estoy manchada; en pos de los Baales no
anduve?» ¡Mira tu rastro en el Valle! Reconoce lo que has hecho, camellita
liviana que trenza sus derroteros,

24 irrumpe en el desierto y en puro celo se bebe los vientos: su estro,

¿quién lo calmará? Cualquiera que la busca la topa, ¡bien acompañada
la
encuentra!

25 Guarda tu pie de la descalcez y tu garganta de la sed. Pero tú dices:

«No hay remedio: a mí me gustan los extranjeros, y tras ellos he de ir.»

26 Cual se avergüenza el ladrón cuando es sorprendido, así se ha
avergonzado la casa de Israel: ellos, sus reyes, sus jefes, sus
sacerdotes y
sus profetas,

27 los que dicen al madero: «Mi padre eres tú», y a la piedra: «Tú me
diste a luz.» Tras de volverme la espalda, que no la cara, al tiempo de su
mal dice: «¡Levántate y sálvanos!»

28 Pues ¿dónde están tus dioses, los que tú mismo te hiciste? ¡Que se
levanten ellos, a ver si te salvan en tiempo de desgracia! Pues cuantas son
tus ciudades, otros tantos son tus dioses, Judá; (y cuantas calles
cuenta
Jerusalén, otros tantos altares hay de Baal).