Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 25, 1-30

1 Palabra que fue dirigida a Jeremías tocante a todo el pueblo de Judá
el año cuarto de Yoyaquim, hijo de Josías, rey de Judá, - o sea
el año
primero de Nabucodonosor, rey de Babilonia -,

2 la cual pronunció e profeta Jeremías a todo el pueblo de Judá y
a
toda la población de Jerusalén, en estos términos:

3 Desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta este
día, veintitrés años hace que me es dirigida la palabra de Yahveh, y os la he
comunicado puntualmente (pero no habéis oído.

4 También os envió Yahveh puntualmente a todos sus siervos los
profetas, y tampoco oísteis ni aplicasteis el oído),

5 diciendo: Ea, volveos cada cual de su mal camino y de sus malas
acciones, y volveréis al solar que os dio Yahveh a vosotros y a
vuestros
padres, desde siempre hasta siempre.

6 (No vayáis en pos de otros dioses para servirles y adorarles, no me
provoquéis con las hechuras de vuestras manos, y no os haré mal.)

7 Pero no me habéis oído (- oráculo de Yahveh - de suerte que con las
hechuras de vuestras manos me provocasteis, para vuestro mal).

8 Por eso, así dice Yahveh Sebaot: Puesto que no habéis oído mis
palabras,

9 he aquí que yo mando a buscar a todos los linajes del norte (-
oráculo de Yahveh - y a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia), y los
traeré contra esta tierra y contra sus moradores (y contra todas estas gentes
de alrededor); los anatematizaré y los pondré por pasmo, rechifla y ruinas
eternos,


10 y haré desaparecer de ellos voz de gozo y voz de alegría, la voz del
novio y la voz de la novia, el ruido de la muela y la luz de la candela.

11 Será reducida toda esta tierra a pura desolación, y servirán estas
gentes al rey de Babilonia setenta años.

12 (Luego, en cumpliéndose los setenta años, visitaré al rey de
Babilonia y a dicha gente por su delito - oráculo de Yahveh - y a la tierra de
los caldeos trocándola en ruinas eternas).

13 Y atraeré sobre aquella tierra todas las palabras que he hablado
respecto a ella, todo lo que está escrito en este libro. Lo que
profetizó
Jeremías tocante a la generalidad de las naciones.

14 (Pues también a ellos los reducirán a servidumbre muchas naciones
y reyes grandes, y les pagaré según sus obras y según la hechura
de sus
manos.)

15 Así me ha dicho Yahveh Dios de Israel: Toma esta copa de vino de
furia, y hazla beber a todas las naciones a las que yo te envíe;

16 beberán, y trompicarán, y se enloquecerán ante la espada que voy a
soltar entre ellas.

17 Tomé la copa de mano de Yahveh, e hice beber a todas las
naciones a las que me había enviado Yahveh:

18 (a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus
principales, para trocarlo todo en desolación, pasmo, rechifla y maldición,
como hoy está sucediendo);

19 a Faraón, rey de Egipto, a sus siervos, a sus principales y a todo su
pueblo,

20 a todos los mestizos (a todos los reyes de Us); a todos los reyes de
Filistea: a Ascalón, Gaza, Ecrón y al residuo de Asdod;

21 a Edom, Moab, y los ammonitas,

22 a (todos) los reyes de Tiro, a (todos) los reyes de Sidón y a
los
reyes de las islas de allende el mar;

23 a Dedán, Temá, Buz; a todos los que se afeitan las sienes,

24 a todos los reyes de Arabia y a todos los reyes de los mestizos
habitantes del desierto;

25 (a todos los reyes de Zimrí) a todos los reyes de Elam y a todos los
reyes de Media,

26 a todos los reyes del norte, los próximos y los remotos, cada uno
con su hermano, y a todos los reinos que hay sobre la haz de la tierra. (Y el
rey de Sesak beberá después de ellos.)

27 Y les dirás: Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Bebed,
emborrachaos, vomitad, caed y no os levantéis delante de la espada que yo
voy a soltar entre vosotros.

28 Y si rehúsan tomar la copa de tu mano para beber, les dices: Así
dice Yahveh Sebaot: Tenéis que beber sin falta,

29 porque precisamente por la ciudad que lleva mi Nombre empiezo a
castigar; ¿y vosotros, quedaréis impunes?: ¡no, no quedaréis!, porque
a la
espada llamo yo contra todos los habitantes de la tierra - oráculo de Yahveh
Sebaot -.


30 Tú, pues, les profetizas todas estas palabras y les dices: Yahveh
desde lo alto ruge, y desde su santa Morada da su voz. Ruge contra
su
aprisco: grita como los lagareros. A todos los habitantes de la tierra