Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 26, 3-24

3 Puede que oigan y se torne cada cual de su mal camino, y yo me
arrepentiría del mal que estoy pensando hacerles por la maldad de sus
obras.

4 Les dirás, pues: «Así dice Yahveh: Si no me oís para andar según mi
Ley que os propuse,

5 oyendo las palabras de mis siervos los profetas que yo os envío
asiduamente (pero no habéis hecho caso),

6 entonces haré con esta Casa como con Silo, y esta ciudad entregaré a
la maldición de todas las gentes de la tierra.»

7 Oyeron los sacerdotes y profetas y todo el pueblo a Jeremías decir
estas palabras en la Casa de Yahveh,

8 y luego que hubo acabado Jeremías de hablar todo lo que le había
ordenado Yahveh que hablase a todo el pueblo, le prendieron
los
sacerdotes, los profetas y todo el pueblo diciendo: «¡Vas a morir!

9 ¿Por qué has profetizado en nombre de Yahveh, diciendo: “Como
Silo quedará esta Casa, y esta ciudad será arrasada, sin quedar habitante”?»
Y se juntó todo el pueblo en torno a Jeremías en la Casa de Yahveh.


10 Oyeron esto los jefes de Judá, y subieron de la casa del rey a la
Casa de Yahveh, y se sentaron a la entrada de la Puerta Nueva de la Casa de
Yahveh.

11 Y los sacerdotes y profetas, dirigiéndose a los jefes y a todo
el
pueblo, dijeron: «¡Sentencia de muerte para este hombre, por
haber
profetizado contra esta ciudad, como habéis oído con vuestros propios
oídos!»

12 Dijo Jeremías a todos los jefes y al pueblo todo: «Yahveh me ha
enviado a profetizar sobre esta Casa y esta ciudad todo lo que habéis oído.

13 Ahora bien, mejorad vuestros caminos y vuestras obras y oíd la voz
de Yahveh vuestro Dios, y se arrepentirá Yahveh del mal que
ha
pronunciado contra vosotros.

14 En cuanto a mí, aquí me tenéis en vuestras manos: haced conmigo
como mejor y más acertado os parezca.

15 Empero, sabed de fijo que si me matáis vosotros a mí, sangre
inocente cargaréis sobre vosotros y sobre esta ciudad y sus moradores,
porque en verdad Yahveh me ha enviado a vosotros para pronunciar en
vuestros oídos todas estas palabras.»

16 Dijeron los jefes y todo el pueblo a los sacerdotes y profetas: «No
merece este hombre sentencia de muerte, porque en nombre de Yahveh
nuestro Dios nos ha hablado.»

17 Y se levantaron algunos de los más viejos del país y dijeron a toda
la asamblea del pueblo:

18 «Miqueas de Moréset profetizaba en tiempos de Ezequías, rey de
Judá, y dijo a todo el pueblo de Judá: Así dice Yahveh Sebaot: = Sión será
un campo que se ara, Jerusalén se hará un montón de ruinas, y el monte de
la Casa un otero salvaje. =

19 ¿Por ventura le mataron Ezequías, rey de Judá, y todo Judá?, ¿no
temió a Yahveh y suplicó a la faz de Yahveh, y se arrepintió Yahveh del
daño con que les había amenazado? Mientras que nosotros
estamos
haciéndonos mucho daño a nosotros mismos.»

20 Pero también hubo otro que decía profetizar en nombre de Yahveh

- Urías hijo de Semaías de Quiryat Yearim - el cual profetizó contra esta
ciudad y contra esta tierra enteramente lo mismo que Jeremías,

21 y oyó el rey Yoyaquim y todos sus grandes señores y jefes sus
palabras, y el rey buscaba matarle. Enteróse Urías, tuvo miedo, huyó
y
entró en Egipto.

22 Pero envió el rey Yoyaquim a Elnatán, hijo de Akbor, y otros con
él a Egipto,

23 y sacaron a Urías de Egipto y lo trajeron al rey Yoyaquim, quien lo
acuchilló y echó su cadáver a la fosa común.

24 Gracias a que Ajicam, hijo de Safán, defendió a Jeremías,
impidiendo entregarlo en manos del pueblo para matarle.