Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 40, 1-10

1 Palabra dirigida a Jeremías de parte de Yahveh, luego que
Nebuzaradán, jefe de la guardia, le dejó libre en Ramá, cuando le
tomó
aparte, estando él esposado con todos los deportados de Jerusalén y
Judá
que iban camino de Babilonia.

2 En efecto, el jefe de la guardia tomó aparte a Jeremías y le dijo: «Tu
Dios Yahveh había predicho esta desgracia a este lugar,

3 y lo ha cumplido. Yahveh ha hecho conforme había predicho. Y esto
os ha sucedido porque pecasteis contra Yahveh y no oísteis su voz.

4 Ahora bien, desde hoy te suelto las esposas de tus muñecas. Si te
parece bien venirte conmigo a Babilonia, vente, y yo miraré por ti. Pero si
te parece mal venirte conmigo a Babilonia, déjalo. Mira, tienes toda la tierra
por delante; adonde mejor y más cómodo te parezca ir, vete.»

5 Aún no había dado media vuelta cuando le dijo: «Vuelve adonde
Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safán, a quien el rey de
Babilonia ha
encargado de las ciudades de Judá, y quédate a vivir con él entre esta gente.
En suma, vete adonde mejor te acomode.» Luego el jefe de la guardia
le
proporcionó algunos víveres y ayuda de costa y le despidió.


6 Jeremías, por su parte, vino al lado de Godolías, hijo de Ajicam, a
Mispá, y se quedó a vivir con él entre la población que había quedado en el
país.

7 Todos los jefes de guerrilleros, así como sus hombres, oyeron cómo
el rey de Babilonia había encargado del país a Godolías, hijo de Ajicam, y
cómo le había encargado de los hombres, mujeres, niños y de aquella gente
baja de la tierra, que no habían sido deportados a Babilonia,

8 y fueron donde Godolías, a Mispá, Ismael, hijo de Netanías,
Yojanán y Jonatán, hijo de Caréaj, Seraías, hijo de Tanjumet, los hijos de
Efay el netofita y Yaazanías de Maaká en compañía de sus hombres.

9 Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safán, les hizo un juramento a
ellos y a sus hombres: «No temáis ser siervos de los caldeos. Quedaos en el
país y servid al rey de Babilonia, y os irá bien.

10 Por mi parte, aquí me tenéis establecido en Mispá, para responder a
los caldeos que vengan a nosotros; y vosotros cosechad vino, mieses
y
aceite, metedlo en vuestras vasijas, y vivid en las ciudades que
hayáis
recuperado.»