Biblia Viva

...la Biblia de Jerusalén

Jeremías 48, 14-32

14 ¿Cómo decís: «Valientes somos, y hombres fuertes para la
guerra»?

15 Moab está devastado; han escalado sus ciudades, y la flor de sus
mancebos bajaron a la matanza - oráculo del Rey cuyo nombre es Yahveh
Sebaot.

16 El infortunio de Moab es inminente, y su calamidad se precipita.
17 Lloradle, todos sus vecinos y todos los que conocen su nombradía.

Decid: «¿Cómo ha sido quebrantada la vara poderosa, el báculo precioso?»
18 Desciende del honor y siéntate en la tierra seca, población hija de

Dibón, porque el devastador de Moab ha subido contra ti, ha destruido tus
fortalezas.

19 En el camino párate y otea, población de Aroer; pregunta al
fugitivo y al escapado; di: «¿Qué ha sucedido?»

20 Confuso está Moab porque fue destruido. Ululad y clamad.
Anunciad en el Arnón que ha sido saqueado Moab.

21 Y la sentencia ha llegado a la meseta, a Jolón, a Yahsá y a Mefaat,
22 a Dibón, a Nebo y a Bet Diblatáyim,

23 a Quiryatáyim, a Bet Gamul y a Bet Maón,

24 a Queriyyot, a Bosrá y a todas las ciudades de la tierra de Moab, las
lejanas y las cercanas.

25 «Se partió el cuerno de Moab y su brazo se rompió», - oráculo de
Yahveh -.

26 Emborrachadle porque contra Yahveh se engrandeció. Moab se
revolcará en su vómito, y quedará en ridículo él también.

27 Pues qué, ¿no te pareció a ti ridículo Israel? ¿o quizá entre ladrones
fue sorprendido, que siempre que hablas de él meneas la cabeza?

28 «Dejad las ciudades y acomodaos en la peña, habitantes de Moab,
sed como la paloma cuando anida en las paredes de las simas...»

29 Hemos oído la arrogancia de Moab: ¡es muy arrogante!, su orgullo,
su arrogancia, su altanería y la soberbia de su corazón.

30 Conozco - oráculo de Yahveh - su presunción, y que sus bravatas
no son como sus hechos.

31 Así que, por Moab ulularé y por Moab entero gritaré; por los
hombres de Quir Jeres suspiraré:


32 Más que se lloró a Yazer lloraré por ti, ¡oh viña de Sibmá! Tus
sarmientos pasaban la mar, hasta Yazer alcanzaban. Sobre tu cosecha y
sobre tu vendimia el saqueador se abatió,