2 ¿Acaso a una deliciosa pradera te comparas, hija de Sión?
3 A ella vienen pastores con sus rebaños, han montado las tiendas,
junto a ella en derredor, y apacientan cada cual su manada.
4 - «¡Declaradle la guerra santa! ¡En pie y subamos contra ella a
mediodía!... ¡Ay de nosotros, que el día va cayendo, y se alargan
las
sombras de la tarde!...
5 ¡Pues arriba y subamos de noche y destruiremos sus alcázares!»
6 Porque así dice Yahveh Sebaot: «Talad sus árboles y alzad contra
Jerusalén un terraplén.» Es la ciudad de visita. Todo el mundo se atropella
en su interior.
7 Cual mana un pozo sus aguas, tal mana ella su malicia.
«¡Atropello!», «¡despojo!» - se oye decir en ella; ante mí de
continuo
heridas y golpes.
8 Aprende, Jerusalén, no sea que se despegue mi alma de ti, no sea
que te convierta en desolación, en tierra despoblada.
9 Así dice Yahveh Sebaot: Busca, rebusca como en una cepa en el
resto de Israel; vuelve a pasar tu mano como el vendimiador por los
pámpanos.
10 - ¿A quiénes que me oigan voy a hablar y avisar? He aquí que su
oído es incircunciso y no pueden entender. He aquí que la palabra de
Yahveh se les ha vuelto oprobio: no les agrada.
11 También yo estoy lleno de la saña de Yahveh y cansado de
retenerla. La verteré sobre el niño de la calle y sobre el grupo de mancebos
juntos. También el hombre y la mujer serán apresados, el viejo con
la
anciana.
12 Pasarán sus casas a otros, campos y mujeres a la vez, cuando
extienda yo mi mano sobre los habitantes de esta tierra - oráculo de Yahveh
-.
13 Porque desde el más chiquito de ellos hasta el más grande, todos
andan buscando su provecho, y desde el profeta hasta el sacerdote,
todos
practican el fraude.
14 Han curado el quebranto de mi pueblo a la ligera, diciendo: «¡Paz,
paz!», cuando no había paz.
15 ¿Se avergonzaron de las abominaciones que hicieron?
Avergonzarse, no se avergonzaron; sonrojarse, tampoco supieron; por tanto
caerán con los que cayeren; tropezarán cuando se les visite - dice Yahveh.
16 Así dice Yahveh: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por
los senderos antiguos, cuál es el camino bueno, y andad por
él, y
encontraréis sosiego para vuestras almas. Pero dijeron: «No vamos.»
17 Entonces les puse centinelas: «¡Atención al toque de cuerno!» Pero
dijeron: «No atendemos.»
ellos;
18 Por tanto, oíd, naciones, y conoce, asamblea, lo que vendrá sobre
19 oye, tierra: He aquí que traigo desgracia a este pueblo, como fruto
de sus pensamientos, porque a mis razones no atendieron, y por lo
que
respecta a mi Ley, la desecharon.
20 - ¿A qué traerme incienso de Seba y canela fina de país remoto? Ni
vuestros holocaustos me son gratos, ni vuestros sacrificios me complacen.
21 Por tanto, así dice Yahveh: Mirad que pongo a este pueblo
tropiezos y tropezarán en ellos padres e hijos a una, el vecino y su prójimo
perecerán.
22 Así dice Yahveh: Mirad que un pueblo viene de tierras del norte y
una gran nación se despierta de los confines de la tierra.
23 Arco y lanza blanden, crueles son y sin entrañas. Su voz como la
mar muge, y a caballo van montados, ordenados como un solo hombre para
la guerra contra ti, hija de Sión.
24 - Oímos su fama, flaquean nuestras manos, angustia nos asalta,
dolor como de parturienta.
25 No salgáis al campo, no andéis por el camino, que el enemigo lleva
espada: terror por doquier.
26 - Hija de mi pueblo, cíñete de sayal y revuélcate en ceniza, haz por
ti misma un duelo de hijo único, una endecha amarguísima, porque en
seguida viene el saqueador sobre nosotros.
27 - A ti te puse en mi pueblo por inquisidor sagaz para que
examinaras y probaras su conducta.
28 - Todos ellos son rebeldes que andan difamando; bronce y hierro;
todos son degenerados.
29 Jadeó el fuelle, el plomo se consumió por el fuego. En vano afinó
el afinador, porque la ganga no se desprendió.